La transformación académica más ambiciosa en la historia de las UTS

La transformación académica más ambiciosa en la historia de las UTS

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by Andrés Quijano

Por más de una década, las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) han soñado con un salto histórico: dejar de ser una institución tecnológica para convertirse en Institución Universitaria. Ese objetivo, que comenzó como una visión de largo plazo, hoy está más cerca que nunca. Bajo el liderazgo de su rector, Omar Lengerke Pérez, la institución ha radicado ante el Ministerio de Educación Nacional todos los documentos necesarios para formalizar el cambio de carácter académico, un proceso que transformará su oferta educativa, su alcance investigativo y su impacto en la región.

Una visión que comenzó hace 10 años

La iniciativa de convertir las UTS en Institució Universitaria no es nueva. Según Lengerke, desde hace una década se empezó a proyectar el cambio como parte de una estrategia para ampliar horizontes académicos y responder a las necesidades crecientes del departamento. “No se trata solo de un cambio de nombre o de tipología; es la posibilidad de consolidar la institución, abrir nuevos caminos en áreas del conocimiento que hoy no podemos ofertar y fortalecer nuestra pertinencia para Santander”, asegura el rector.

Actualmente, las UTS cuentan con dos facultades —Ciencias Socioeconómicas y Administrativas, y Ciencias Naturales e Ingenierías—, pero el nuevo estatus permitirá abrir programas en áreas como salud, humanidades y comunicación social. Estos campos, que hoy son inalcanzables por las limitaciones de ser institución tecnológica, representan una oportunidad para cubrir vacíos formativos en el oriente colombiano.

De pregrado a posgrado: un salto académico necesario

Uno de los cambios más significativos será la posibilidad de ofrecer programas de maestría y doctorado, una meta que Lengerke considera crucial para responder a la demanda de formación avanzada en la región. “Queremos que los profesionales que hoy egresan de las universidades de la región tengan la oportunidad de seguir su formación aquí, con calidad, pertinencia y costos asequibles”, enfatiza.

Esta proyección se apoya en la acreditación institucional de alta calidad que las UTS ya poseen, un logro que les da ventajas para acceder al cambio de carácter y para competir con universidades consolidadas del país. Con más de 28.000 estudiantes matriculados en el segundo semestre de 2025, las UTS son la institución de educación superior con mayor número de alumnos en Santander.

Impacto directo en los estudiantes

El cambio no solo ampliará la oferta académica; también abrirá la puerta a una mayor internacionalización. Al pasar a ser universidad, las UTS podrán establecer convenios más sólidos con instituciones extranjeras, ampliar la movilidad académica y participar en redes globales de investigación.

Los estudiantes actuales serán los primeros beneficiados, ya que podrán continuar sus estudios en posgrados sin salir de la institución. Además, se proyecta que, tras la transformación, las UTS se ubiquen entre las tres mejores universidades del país, partiendo de que hoy son la mejor institución tecnológica a nivel nacional.

El camino con el Ministerio de Educación

El proceso se encuentra en una etapa avanzada. Los documentos ya están en manos del Ministerio de Educación Nacional, y solo restan dos pasos decisivos: la visita de pares académicos —profesores y expertos de otras instituciones que evaluarán el cumplimiento de los requisitos— y la expedición de la resolución oficial. Según Lengerke, la meta es recibir la aprobación entre diciembre de 2025 y enero de 2026.

Nuevos programas y sedes

Entre las primeras apuestas académicas que llegarán con el cambio, se encuentra el programa de Arquitectura, que se abrirá en el municipio de Piedecuesta, y un MBA (Maestría en Administración de Empresas) proyectado para 2026. Además, se fortalecerá el área de ingenierías con nuevos posgrados y se diseñarán programas en ciclo completo, que permitirán a los estudiantes cursar toda su carrera sin pasar por etapas intermedias como hoy sucede con el esquema por ciclos propedéuticos.

Un valor agregado para la competitividad regional

Phd Omar Lengerke Pérez

Para el rector, la transformación también tiene un componente social muy fuerte. Hoy, el 98% de los estudiantes de las UTS gozan de gratuidad, una política que ha permitido que miles de jóvenes de bajos recursos accedan a educación superior. Con la nueva oferta académica, más jóvenes podrán acceder a programas que antes solo estaban disponibles en universidades privadas o fuera del departamento.

Asimismo, la investigación dará un salto cualitativo. Actualmente, el trabajo científico de la institución se enfoca en el desarrollo tecnológico, la innovación y la apropiación social del conocimiento. Con el cambio de carácter, se impulsarán proyectos en nuevas áreas de las ciencias, ampliando el impacto social y económico de la institución.

Las cifras acompañan el optimismo. Cada semestre, las UTS han incrementado su matrícula, sin registrar caídas en la demanda. Con la transformación, se espera un aumento significativo de estudiantes, tanto en pregrado como en posgrado. Esto, sumado a la acreditación de alta calidad y a la ampliación de la cobertura, fortalecerá el posicionamiento de la institución no solo en Santander, sino también a nivel nacional.

Compromiso con la movilidad social

Para Lengerke, el mayor logro de las UTS ha sido convertirse en un motor de movilidad social. “Nuestros jóvenes son, en muchos casos, los primeros de sus familias en acceder a la educación superior. Antes no se les permitía soñar con ser profesionales; hoy no solo lo sueñan, sino que lo logran aquí”, afirma con orgullo.

Este compromiso seguirá siendo la columna vertebral de la institución, incluso en su nueva etapa como universidad. La meta es que la transformación no solo sea un cambio administrativo, sino una evolución que multiplique las oportunidades para las comunidades más vulnerables.

Un futuro que se acerca

Si el cronograma se cumple, las UTS podrían iniciar el 2026 estrenando su nuevo estatus como institución universitaria. Para ese momento, ya estará en marcha la apertura de programas estratégicos, el fortalecimiento de la investigación y la expansión de la oferta a áreas inéditas en la región.

El reto, sin embargo, no se limita a inaugurar carreras y posgrados. La verdadera tarea será consolidar un modelo educativo que preserve la esencia de las UTS —accesibilidad, calidad y pertinencia social— mientras se enfrenta a los desafíos propios de competir con universidades de trayectoria en el país.

En palabras de su rector, “transformarnos es abrir nuevos caminos, pero sin dejar de lado nuestra misión original: dar oportunidades, cumplir sueños y aportar al desarrollo de Santander”.

Con más de medio siglo de historia y una década planeando este salto, las UTS se preparan para escribir el capítulo más ambicioso de su trayectoria. Si lo logran, no solo se convertirán en universidad, sino en un referente de cómo la educación pública regional puede reinventarse para responder a los retos del siglo XXI.

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por Andrés Quijano
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