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La tristeza del presidente

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Resumen

El artículo Opinión critica el comportamiento de ciertos periodistas al manipular la información en perjuicio del presidente Gustavo Petro y su familia. Habla sobre cómo este tipo de periodismo puede causar dolor en aquellos a quienes se objetivo, incluyendo a los hijos del presidente.

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No lloraba por fuera, pero le lloraba el corazón. El domingo anterior el presidente de la República, Gustavo Petro, en su alocución televisiva al país le dijo a los periodistas de ambos géneros lo que hay que decirle a un periodista profesional con títulos universitarios, incluso de sendas universidades del exterior, y con un abultado pertrecho ético, moral, y más que todo de “gran estatura profesional”, cuando miente, inventa, calumnia, humilla, irrespeta, patea, ningunea, pordebajea, vilipendia, insulta, hiere, arrastra, etcétera, no sólo al  primer mandatario de la República, sino a importantes personajes de todas las vertientes de la vida nacional. Y resulta que la verdad duele como las uñas encarnadas o las inyecciones.

Es que, no sólo es corrupto y delincuente el que saquea el tesoro nacional, sino el periodista que, a través de influyentes medios de comunicación nacional-internacional, oculta, tergiversa, minimiza, desaparece, esconde, sesga, legaliza, maquilla, incluso de rodillas, todos los delitos que sus jefes cometen en forma directa o indirecta, y luego se van para la calle a “defecarse” de la risa.

Pero lo más aberrante de esta tragicomedia, la de falsear noticias para torcer hechos y validar la oposición política, es una forma de maldad y perversión humana en la que están incursos, no únicamente Muñecas de la mafia, sino también muñecos. Y no muñequitos sino muñecotes. Y a todos ellos y ellas, y transgéneros también, les dio hipo guarapero, flatulencia amebiana, disritmia posmenopáusica endométrica, arritmia diarreica mental, lágrimas de plañidera borracha, porque dizque el presidente, en un acto de inconmensurable desdén y circunstanfláutico irrespeto las había comparado con las muñecas esas. Las de la mafia.

Pues, cómo no se iban “arrechar”, machos y machas, y a salpicar lágrimas y mocos por doquier y a “miarse” en las pantaletas mancomunadamente, si el presidente les dijo la verdad. Y la verdad duele como un mordisco en un testículo. Dios ampare al presidente para que las, o los periodistas no vayan a hacer una cosa de esas. Virgen santísima.

Pero al presidente Gustavo Petro y a su familia sí ni por el carajo tiene por qué dolerles en el alma que les matoneen a su hija de once o doce años, es decir, una personita indefensa intelectual y profesionalmente, incapaz de defenderse de la misma manera que la matoneaban en todas partes. En el colegio, en el estadio, en la calle. ¿Eso sí no es causal de dolor? Y de dolor en alma, que es el más verraco.

Me imagino cuántos padres de la oligarquía hedionda y coprofágica reunían y daban instrucciones perversas a sus hijos, de golpe menores que Antonela, para que la masacraran moralmente con palabras soeces y calificativos vergonzantes, nada más que por ser la hija del presidente Petro. Y, no el presidente sino su papá Gustavo, y su mamá Verónica, no la esposa del presidente, un par de doloridos papás como los de cualquier niño o niña de barrio pobre, con su mismo corazón y con su misma sangre, tener que “deshacerse” de ella entre lágrimas y adioses y enviarla lejos del calor y la amistad de su familia, antes de que a algún paranoico depresivo compulsivo, troglodita ensamblado con genes de Satanás, hijo de Mandinga, se le venga a su acrisolado cerebro la idea de causarle un daño físico de pronto irreparable.

Hasta dónde llega la bajeza de ciertos “seres humanos” de los que, sus intereses políticos y económicos, están por encima de cualquier valor humano ajeno a los suyos. Cerebros reptilianos cuyas aptitudes intelectuales a última hora causan risa porque, en las noches de luna llena, en vez de producirles poemas románticos, a ellos les produce pecueca Extra, de exportación. Sicote cerebrovascular asintomática. No obstante, entre su misma ralea, ellos son muy importantes por su brutal inteligencia.

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