Resumen
El Departamento Administrativo de la Función Pública en Colombia ha implementado una licencia menstrual para mujeres con endometriosis, SOP y trastornos similares, permitiéndoles trabajar de forma remota 3 días al mes para mejorar sus condiciones laborales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Maura Samara Suárez
Un paso hacia la equidad en el trabajo. El jueves 16 de enero, el Departamento Administrativo de la Función Pública publicó una directiva que otorga a las mujeres que trabajan en el sector público la licencia menstrual. Esta medida permitirá a las mujeres con diagnósticos de endometriosis, SOP y otros trastornos que afectan la menstruación acceder a una licencia que les permitirá trabajar de forma remota tres días al mes de forma continua y sin incapacidad. Para hacer uso de este beneficio, las mujeres deberán presentar un certificado médico que acredite su condición cada seis meses.
Soy consciente de que muchas mujeres sufren dolores incapacitantes que no les permiten realizar su trabajo de forma cómoda y segura cuando están en el lugar físico. Considero esta medida como una forma de reivindicar los derechos de las mujeres y permitirles romper uno de los tantos techos de cristal: la menstruación. Hace unos meses, vi en TikTok un video de un hombre que afirmaba que la menstruación era un complot entre las mujeres para quejarse y descansar. Lo único que podía pensar era en lo absurda que era esa premisa. Lo más irónico fue ver a mujeres comentando: “No sabía de ese complot, y yo aguantándome dolores todos los meses”. Siento que la misma misoginia de ese hombre le impedía reconocer la biología por la cual fue concebido, porque, al final, es gracias al ciclo menstrual que las mujeres pueden tener hijos.
Históricamente, las personas menstruantes nunca se han sentido cómodas hablando del tema. Desde pequeñas, nos enseñan a guardar silencio, a escondernos, a inventar nombres graciosos porque "los hombres se sienten incómodos". Debemos evitar manchar nada, esconder las toallas higiénicas y los tampones porque "qué pena que alguien vea que tengo el periodo". Confieso que lo que más me gustaba del colegio de niñas era que este tema no era un tabú: podíamos pedir una toalla en voz alta en el salón, contar con un botiquín para guardar productos de higiene, tener una bolsa caliente para los cólicos y caminar con ella por todo el colegio sin esconderla. Qué lindo sería que así fuera el mundo. ¿Por qué tengo que ocultar que tengo el periodo?
Otro mito común es que el periodo es "asqueroso". El tabú ha sido tan grande que, durante años, las toallas higiénicas no se probaron con sangre real, sino con agua. No fue hasta hace poco que mujeres comenzaron a realizar estas pruebas con sangre menstrual. ¿Sabías que tus productos menstruales no habían sido diseñados teniendo en cuenta nuestra biología real? Probablemente las pioneras de las copas menstruales fueron las primeras en estudiar el cuerpo de las mujeres de manera más detallada.
Aquí quiero destacar el trabajo de Sarah Cadavid, una diseñadora industrial colombiana radicada en los Países Bajos, quien creó la famosa Beppy Cup. Cadavid entendió la necesidad de diseñar productos menstruales que realmente se adaptaran al cuerpo femenino. Ella misma realizó pruebas con su cuerpo para perfeccionar la copa, asegurándose de que no solo fuera funcional, sino también cómoda. Lo que más me gusta es que su empresa reconoce que este producto no es adecuado para todas las mujeres. Antes de comprarlo, se solicita una medición del cérvix para determinar el tamaño correcto o si, definitivamente, no es un producto adecuado para ti.
Proyectos como el de Sarah demuestran la importancia de romper el silencio en torno a la menstruación. Hablar con nuestras parejas, hijos y amigos sobre estos temas es esencial para conocernos y reconocernos como mujeres. Hay muchas que ni siquiera saben en qué etapa del ciclo están. Si somos cíclicas, es por una razón. No podemos permitir que también nos arrebaten lo que ya nos dio la naturaleza: nuestra biología. Conozcámosla, abracémosla y reconciliémonos con nuestro cuerpo. Solo así tendremos una vida más plena.