Resumen
El artículo destaca la figura de Mariano Melgarejo, un líder boliviano cuyo gobierno causó daños irreparables a Bolivia y compara su liderazgo destructivo con la situación política actual en Colombia. Melgarejo es recordado por su deshonestidad, ignominia y mal manejo de poder.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Este es el título de una magnífica obra de Alcides Arguedas, un gran escritor boliviano. En dicho libro, se destaca el más bárbaro de los caudillos barbaros, Mariano Melgarejo.
Este funesto personaje causó a Bolivia daños irreparables en un gobierno que duró poco más de seis años. En un país donde la probidad de la mayor parte de sus mandatarios no ha sido admirable, Mariano Melgarejo fue el prototipo del sátrapa salvaje y deshonesto.
Nacido en la miseria, ascendió por medio de una carrera militar un poco deshilvanada, tachonada de traiciones y verdaderos crímenes. Hubo homicidios ejecutados por su propia mano, tales como el de Isidoro Belzú, expresidente y contrincante político y militar, crimen con el cual logró la Presidencia.
Este tétrico y extravagante personaje, era un alcohólico consumado, celebraba orgías durante las cuales un invitado especial era su caballo “Holofernes”, al cual había habituado a tomar cerveza y luego miccionar sobre los invitados.
A pesar de su ignorancia supina, le fascinaban las condecoraciones, los títulos honoris causa y toda clase de distinciones, a semejanza de cierto expresidente de Colombia. Los gobiernos de algunos países vecinos le otorgaron toda clase de honores con lo cual lograron unas concesiones territoriales altamente lesivas para el futuro de Bolivia.
El Congreso de Chile lo nombró general de división de sus ejércitos. En 1966 celebró un tratado limítrofe con Chile, reconociendo la totalidad de los intereses comerciales chilenos sobre la explotación de salitre en el litoral de Antofagasta, sin que Bolivia obtuviera compensación alguna más que el derecho a cobrar impuestos. Esto tuvo consecuencias funestas para Bolivia en la guerra del Pacífico en la que perdió el Litoral Pacífico.
El gobierno del Brasil, lo condecoró con la Gran Cruz de la Orden del Crucero. En 1867 negoció con el Imperio del Brasil, la venta de 102.400 kilómetros cuadrados del territorio de Bolivia (Región de El Acre)
La administración pública fue un verdadero desastre, proliferó el saqueo del erario. La familia presidencial (De su amante Juana Sánchez) se enriqueció desmesuradamente y terminó asesinando a su sátrapa protector
Estas reminiscencias de la trágica historia de Bolivia, permiten analizar y comparar con hechos actuales de Colombia. Un personaje salido de un movimiento anárquico y salvaje, en el cual los crímenes hicieron historia, un histrión inescrupuloso y traicionero, accede al poder y empieza la sarta de disparates, para “negociar” con bandas de forajidos asilados y protegidos por los gobiernos de Venezuela y Cuba, escoge como gobiernos garantes a los regímenes de esos dos países. Algo tan absurdo como en un juicio de divorcio nombrar mediador al amante de la mujer infiel.
Los coqueteos con el Gobierno de Venezuela, llegan al colmo de ofrecerle los servicios de Ecopetrol para explotarles el petróleo en su territorio. Se reciben ríos de migrantes de un régimen que en años recientes expulsó a los colombianos de su territorio. Las amenazas de invasión de la Guajira no han sido infrecuentes.
Los desafueros de nuestro Melgarejo llegan más lejos, obsesionado por lograr el decrecimiento (léase empobrecimiento del País) pretende acabar con la industria petrolera y la explotación de carbón, actividades que son los pilares de la economía nacional. Quiere desfinanciar las obras públicas, porque las carreteras solamente sirven a los ricos. Sufre de fobia contra los ganaderos. Propone financiar a las bandas guerrilleras y darles subsidios a los atracadores.
Las semejanzas de nuestro inefable mandatario con el bárbaro de Bolivia, también son acentuadas en otros aspectos, el nuestro también dispone de una familia arribista y codiciosa con una desaforada ansia de dinero y otra similitud es la desmedida aficción al alcohol y una inveterada propensión a decir mentiras y sandeces en público.
¡La única diferencia es Holofernes!