Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Colombia es el país que ha recibido a más de dos millones de migrantes, ha sido la Nación más afectado por la crisis política y social generada en Venezuela y motor de esta migración, con lo cual las condiciones de vida y las barreras sociales siguen como el gran obstáculo para la verdadera integración de los migrantes.
Los datos presentados por el DANE, extraídos de la Encuesta Pulso de la Migración, muestran la magnitud de estos retos. De los más de 1,2 millones de migrantes venezolanos que habitan en Colombia, un alto porcentaje enfrenta dificultades para acceder a servicios básicos.
Aunque un 64,2% de los hogares migrantes tienen acceso a tres comidas diarias, un 60,5% experimenta dificultades económicas para adquirir alimentos, lo que refleja la precaria situación económica que enfrentan muchos migrantes.
Uno de los aspectos más preocupantes es la educación de los niños y adolescentes venezolanos, el 74% de los hogares migrantes tienen menores, un alarmante 28% de estos niños no están escolarizados.
La falta de acceso a la educación es un reflejo de las barreras que enfrentan las familias migrantes, muchas veces debido a la falta de documentación o el miedo a ser deportados.
En un país que ha reconocido la importancia de la inclusión social, es urgente que se generen políticas públicas que faciliten la educación y el acceso a los servicios básicos de salud para esta población vulnerable.
El acceso a la salud también sigue con bajas convirtiéndolo en un enorme desafío. A pesar de que el 6% de los migrantes está afiliado al sistema de salud, las barreras por la falta de documentación son una constante.
Esta realidad afecta no sólo a los migrantes venezolanos, sino también a aquellos provenientes de otros países como Ecuador y Perú, quienes, aunque en menor número, enfrentan dificultades similares para acceder a servicios de salud y empleo formal.
La situación laboral de los migrantes es otro aspecto que merece atención urgente. Si bien el 61,9% de los migrantes están ocupados, solo el 22% tiene un empleo formal, lo que coloca a la mayoría en un sector informal con condiciones laborales precarias y sin garantías.
La discriminación y la xenofobia juegan un papel importante en este contexto, ya que casi el 50% de los migrantes entre 25 y 54 años han sido víctimas de trato discriminatorio en las calles.
La falta de reconocimiento de sus competencias, la imposibilidad de revalidar títulos y la estigmatización dificultan aún más su integración laboral y social o profesional como educadores.
Las cifras indican que las mujeres migrantes enfrentan una mayor vulnerabilidad laboral y económica, y su participación en el mercado laboral es insuficiente en comparación con los hombres.
No sólo es celebrar el Día Internacional del Migrante, hay que encontrar políticas que permitan acabar con el drama eterno al que se enfrentan los venezolanos en Colombia y lograr la integración plena de esta población en lo laboral y educativo, lo cual es una tarea urgente para el Gobierno que no debe ser postergada.