Los perros de Chernobyl: evolución en un entorno radiactivo extremo
Resumen
En Chernobyl, perros descendientes de animales que sobrevivieron el desastre nuclear de 1986 se han adaptado a la radiación. Investigaciones revelan mutaciones genéticas que podrían facilitar su supervivencia en condiciones hostiles. Estudio esencial para comprender radiación en mamíferos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)En el corazón de la zona de exclusión de Chernobyl, un grupo de perros callejeros ha capturado la atención de la comunidad científica internacional. Descendientes de los animales que sobrevivieron al desastre nuclear de 1986, estos perros han logrado adaptarse a las extremas condiciones de radiación que aún persisten en el área. Su existencia ofrece una oportunidad única para estudiar los efectos de la exposición radiactiva a largo plazo en mamíferos.
Este 26 de abril se cumplen 39 años del accidente en la central nuclear de Ucrania, considerado una de las peores catástrofes medioambientales de la historia. La explosión del reactor número 4 liberó una cantidad de radiación 200 veces superior a la de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, forzando la evacuación de más de 350.000 personas. Muchos dejaron atrás a sus mascotas, algunas de las cuales sobrevivieron y formaron nuevas generaciones que, contra todo pronóstico, aún habitan la zona.
A pesar de la constante amenaza de radiación y la escasez de recursos, los perros asilvestrados han constituido una población estable. Investigadores, liderados por el biólogo Timothy Mousseau y en colaboración con el Clean Futures Fund (CFF), comenzaron en 2017 un ambicioso estudio para analizar su genética. A través de muestras de sangre y tejidos, descubrieron que los perros actuales son descendientes directos de aquellos abandonados durante la evacuación, y que presentan mutaciones genéticas posiblemente relacionadas con la exposición prolongada a la radiación.
El análisis de 302 perros de distintas áreas reveló una alta concentración genética entre los grupos que viven cerca de la planta nuclear. Los científicos identificaron al menos 15 familias distintas, lo que indica que, a pesar de las duras condiciones, estos animales han logrado mantener una estructura social estable. Este hallazgo es crucial para entender cómo la radiación puede afectar la biología de los mamíferos a lo largo de varias generaciones.
Uno de los aspectos más fascinantes de la investigación es la identificación de mutaciones genéticas que podrían haber favorecido la supervivencia de los perros en un ambiente hostil, marcado no solo por la radiación, sino también por temperaturas extremas y escasez de alimento. Aunque no pertenecen a razas puras, muchos presentan similitudes genéticas con pastores alemanes, lo que sugiere su origen doméstico previo a la catástrofe.
Además de los estudios genéticos, el Clean Futures Fund ha desarrollado programas de control de la población mediante campañas de vacunación y esterilización, garantizando la salud de los animales y limitando su expansión descontrolada. Estas intervenciones veterinarias se realizan en condiciones difíciles debido a la persistente radiactividad, pero son esenciales para preservar tanto la vida de los perros como el equilibrio del ecosistema local.
Los perros de Chernobyl, convertidos en símbolo de resiliencia, siguen evolucionando en un entorno que, aunque letal para muchos, ellos han logrado transformar en su hogar. Su estudio no solo permite vislumbrar los mecanismos de adaptación biológica a la radiación, sino que también podría ofrecer claves fundamentales para la comprensión de sus efectos en la salud humana.