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Megaobras para una Bucaramanga moderna

Megaobras para una Bucaramanga moderna

Resumen

El alcalde Jaime Andrés Beltrán lanza en Bucaramanga ambiciosos proyectos de movilidad: el Intercambiador de la Carrera 9 con Calle 45 y la vía 2W del barrio Mutis. Esto promete combatir cuellos de botella históricos y beneficiar a 55 mil personas con mejor fluidez vehicular.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano

En una ciudad marcada por décadas de abandono en infraestructura vial y crecimiento urbano desbordado, la administración del alcalde Jaime Andrés Beltrán ha lanzado una ambiciosa apuesta por la transformación de la movilidad en Bucaramanga. Con el anuncio oficial de dos grandes proyectos viales —el Intercambiador de la Carrera 9 con Calle 45 y la vía 2W del barrio Mutis—, el mandatario da inicio a un paquete de megaobras que promete poner fin a los históricos cuellos de botella que asfixian la ciudad.

“Bucaramanga no aguanta un carro más. Hoy estamos colapsados por la falta de obras viales y es el momento de actuar con decisión. Tenemos una deuda de más de 20 años en infraestructura”, afirmó Beltrán ante concejales, ediles, medios de comunicación y líderes comunitarios, durante el acto de presentación del plan vial.

Una deuda histórica con la movilidad

La necesidad de estas obras no es nueva. Desde hace más de dos décadas se ha hablado de completar la Troncal Norte–Sur, un corredor estratégico para la ciudad. El proyecto se concibió hace más de 22 años, iniciando con obras como el Intercambiador del Mesón de los Búcaros y el Viaducto de La Novena, pero nunca se concretó en su totalidad.

Uno de los principales cuellos de botella de esta troncal es el cruce de la Carrera 9 con la Calle 45. Allí, el flujo de seis carriles se reduce bruscamente a un solo cruce semaforizado, generando un embudo que impide una circulación fluida y eficiente. “Tenemos un puente con capacidad, pero la intersección de la Novena con 45 lo convierte en un tapón. Esa obra quedó planteada y a medio hacer durante gobiernos anteriores. Hoy asumimos el reto de terminarla”, explicó el alcalde.

La ciudad ha crecido exponencialmente, tanto en población como en parque automotor. Se estima que cerca de un millón de vehículos circulan a diario por el área metropolitana, lo que convierte a Bucaramanga en una ciudad cada vez más inmóvil. Desde octubre de 2024, cuando se inauguró el Viaducto de La Unión —el famoso “Tercer Carril” entre Puerta del Sol y el barrio El Diamante—, no se ha entregado una sola megaobra vial. Mientras tanto, el caos vehicular se ha convertido en la norma.

Intercambiador 9 con 45: el corazón de la transformación

El intercambiador en la Carrera 9 con Calle 45 no es solo una obra vial: es una pieza clave para articular el sistema de movilidad de la ciudad. Con el diseño en fase 3 y listo para su ejecución, el proyecto contempla una gran rotonda y un puente elevado que garantizará el flujo continuo de vehículos en todas las direcciones: norte, sur, oriente y occidente. Eliminará los semáforos actuales y permitirá reducir hasta 12 minutos por trayecto, lo que se traduce en más de 1.5 horas a la semana para cada ciudadano.

“La Novena con 45 es un punto neurálgico. Hoy recibe el flujo que baja desde el Viaducto de la Novena, que proviene del norte, y lo distribuye hacia el sur, el centro y el occidente. Sin esta intervención, toda la inversión hecha en tramos anteriores de la troncal queda limitada”, explicó Beltrán.

Esta obra beneficiará de forma directa a más de 55 mil personas de sectores como Campohermoso, Real de Minas, Mutis y el Centro. Además de la mejora en movilidad, se proyecta un aumento de hasta el 20% en la valorización de predios, generando un impacto positivo en la economía de miles de familias.

La 2W del Mutis: el otro gran reto

Complementando esta intervención se encuentra la ampliación de la Carrera 2W del barrio Mutis. Actualmente, los vehículos que transitan desde el centro por el Viaducto Alejandro Gálvis Ramírez pasan de tres carriles a tan solo uno, generando un cuello de botella en la 2W, especialmente en el cruce semaforizado que allí se encuentra. Las filas de vehículos en hora pico llegan a extenderse hasta el viaducto de la Novena.

“Es una vía crítica. Allí confluyen varias calles, pero la infraestructura no fue diseñada para soportar ese volumen de tráfico. Esta obra es fundamental para que los vehículos puedan continuar hacia Provenza, Girón, la Plaza Campesina y el sur del área metropolitana sin colapsar”, indicó el mandatario.

El objetivo, según los diseños preliminares, es contar con tres carriles en cada sentido, permitiendo una conexión eficiente entre la zona norte, el centro y el sur de Bucaramanga. “Con estas dos obras articuladas, estamos construyendo una alternativa real al trancón eterno en la Carrera 15, la Carrera 27, la diagonal 15 y la Puerta del Sol. Esto no es maquillaje vial, es una cirugía mayor para nuestra movilidad”, enfatizó Beltrán.

Plan llave en mano y apuesta por financiación responsable

Uno de los aspectos clave de esta estrategia es la presentación de los diseños definitivos al Concejo Municipal para su aprobación. Beltrán dejó claro que no se trata de un simple anuncio, sino de un plan detallado y estructurado, con fases listas para ejecutarse y un modelo de financiación que permitirá arrancar en el segundo semestre de 2025.

“Hoy le entregamos al Concejo no solo los planos, sino una maqueta, estudios técnicos y el planteamiento de una línea de crédito necesaria para poner la primera piedra. Si ellos nos acompañan, antes de terminar nuestro mandato Bucaramanga tendrá cuatro grandes obras de movilidad funcionando”, afirmó el alcalde con determinación.

El llamado al Concejo es una invitación, pero también una presión política. Beltrán no escondió su intención de dejar una huella en la historia urbana de Bucaramanga. “El balón está en su cancha. Ustedes deciden si seguimos estancados o si nos proyectamos como una ciudad moderna, como Barranquilla lo ha hecho con éxito”, dijo.

Más allá del concreto: un nuevo modelo de ciudad

Además del componente estructural, estas megaobras vienen acompañadas de un enfoque integral. Beltrán también anunció el avance en el proyecto del Centro de Traslado para la Protección (CTP), una infraestructura social que busca atender conflictos urbanos y problemáticas de seguridad como las que recientemente se presentaron en Cuadra Play, con riñas y hechos violentos lamentables.

“Necesitamos no solo vías, sino también soluciones humanas. El CTP permitirá atender conflictos antes de que escalen y se conviertan en tragedias. Es parte de la visión de ciudad que tenemos: más segura, más ágil, más humana”, señaló el alcalde.

De la promesa a la realidad

El mandatario no dudó en recordar que estas obras no son improvisaciones ni ocurrencias de último momento. “Fue una promesa de campaña. Está en nuestro plan de desarrollo. Es una obsesión. Y en un año ya tenemos todo listo para arrancar. Esto es planificación con visión, no populismo de micrófono”, dijo.

De hecho, estas intervenciones son el resultado de meses de trabajo técnico por parte del equipo de la Alcaldía, que ha venido recogiendo datos, haciendo modelaciones, y articulando los distintos componentes del sistema vial para generar soluciones sostenibles y a largo plazo.

Bucaramanga frente al espejo del futuro

En una ciudad donde el pasado ha sido sinónimo de lentitud institucional y de falta de visión urbana, el plan del alcalde Jaime Andrés Beltrán marca un antes y un después. Sus palabras finales en la presentación resumen el espíritu del momento: “Esto no es una promesa, es una decisión. Es ahora o nunca. Bucaramanga no puede esperar más”.

Con estas megaobras, el gobierno local no solo busca solucionar los problemas diarios de movilidad, sino también devolverle a la ciudad el tiempo que le fue arrebatado por la negligencia. Se trata de recuperar el derecho a circular con dignidad, a vivir sin estrés por el tráfico, y a disfrutar de una ciudad que se mueve hacia adelante.

El reto, ahora, está en manos del Concejo Municipal y en la capacidad del gobierno para ejecutar con eficacia y transparencia. Si el plan se materializa, Bucaramanga podría convertirse en un modelo de gestión urbana para otras ciudades intermedias del país. Pero si fracasa, podría quedar como otro capítulo más en el largo libro de promesas incumplidas.

Por ahora, la esperanza ha tomado la forma de planos, maquetas y discursos. El tiempo dirá si, en efecto, Bucaramanga logra pasar de los bocetos al progreso. Pero lo cierto es que, por primera vez en muchos años, la ciudad parece tener una hoja de ruta clara para resolver su eterno trancón. Y esa, sin duda, es una buena noticia para que Bucaramanga sea Bonita Otra Vez.

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por Andrés Quijano

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