Monopoly celebra su legado como terapia familiar

Monopoly, el legendario juego de mesa que ha acompañado a generaciones de familias en todo el mundo, celebró en abril su 90º aniversario. Desde su nacimiento en 1935, este símbolo de entretenimiento no solo ha sido sinónimo de diversión y competencia sana, sino también una herramienta lúdica que potencia la salud mental, fortalece vínculos afectivos y estimula el desarrollo de habilidades cognitivas esenciales.
A lo largo de las décadas, Monopoly ha sabido reinventarse para conectar con las nuevas generaciones. En sus versiones más recientes, el clásico ha incorporado mecánicas más dinámicas que reducen el tiempo de juego sin perder su esencia estratégica. Tal es el caso de la expansión “Ve a la cárcel”, que convierte lo que antes era una penalización en una oportunidad para obtener cartas de Corrupción y Supercorrupción, con las que los jugadores pueden avanzar más rápido hacia la victoria. Estas novedades han hecho de cada partida una experiencia ágil, competitiva y cada vez más emocionante.
Otras expansiones como “Todo a la venta” y “Parada libre: El Gran Premio” también han revolucionado las reglas. En la primera, todas las casillas se vuelven propiedades disponibles, y los jugadores cuentan con un dado especial que les permite adquirir habilidades clave para ganar. En la segunda, la casilla de descanso tradicional se transforma en la más codiciada del tablero, gracias a una ruleta que puede otorgar la victoria directa. Estas innovaciones no solo actualizan el juego, sino que lo convierten en una alternativa atractiva frente a los estímulos digitales que hoy dominan el tiempo libre.
Una herramienta para el bienestar emocional
Lejos de limitarse al entretenimiento, Monopoly ha demostrado ser un aliado poderoso para el bienestar emocional. Al exigir atención plena, pensamiento estratégico y habilidades de negociación, el juego se consolida como una forma efectiva de reducir el estrés y promover la salud mental. “Monopoly invita a desconectarse de las pantallas, a sentarse en familia y reconectar. Eso, en estos tiempos, tiene un valor inmenso”, aseguró un representante de Hasbro en Colombia.
Además, su carácter colaborativo fomenta la comunicación, el trabajo en equipo y la sana competencia, elementos esenciales para fortalecer los lazos afectivos y combatir el aislamiento social. En cada partida, se presentan oportunidades para desarrollar la empatía, practicar la tolerancia a la frustración y cultivar la resiliencia emocional. Ganar o perder en el juego refleja, en muchos sentidos, los desafíos cotidianos de la vida real.
Como parte de esta gran conmemoración, Monopoly organizó una serie de experiencias interactivas en varias ciudades del país. En Bogotá, la tienda Pepe Ganga de la Calle 116 se transformó el pasado 11 de abril en un universo Monopoly, con actividades, juegos y obsequios para los asistentes. El turno siguiente será el 26 de abril, cuando la tienda de Pepe Ganga en el Centro Comercial Unicentro reciba a las familias en el marco del Día del Niño, con un evento lleno de sorpresas que continuará la celebración del mes más lúdico del año.
Estas actividades han sido diseñadas no solo para festejar al icónico Señor Monopoly, sino para promover el valor del juego como una experiencia enriquecedora, que fomenta el aprendizaje, la convivencia y la salud emocional desde edades tempranas.
Más allá del entretenimiento, Monopoly es también una escuela de vida. Enseña a tomar decisiones bajo presión, a negociar, a calcular riesgos y a gestionar pérdidas. Estos elementos refuerzan la autoestima y la perseverancia, dos competencias clave para afrontar los altibajos de la vida real. “El juego nos da una oportunidad para enseñar a los niños a ser pacientes, a superar la frustración y a celebrar sus logros sin caer en la arrogancia”, explicaron desde la organización del evento.