Resumen
El ex presidente Álvaro Uribe Vélez propone programa educativo universitario basado en disciplina y orden. Asegura que las universidades colombianas, afectadas por movimientos rebeldes y altos costos, necesitan reformas para eliminar la infiltración y los conflictos internos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El expresidente Álvaro Uribe Vélez ha iniciado el recorrido por el país, para poner en marcha un programa educativo, de carácter universitario, basado en la libertad, la disciplina y el orden. Las treinta y dos universidades públicas, infiltradas por movimientos rebeldes, especialmente por el ELN, tienen unos altísimos costos de operación y sostenimiento, por lo cual muchos sectores de la opinión nacional insisten en que debería compartirse la educación superior entre entidades educativas públicas y privadas.
Financiar las universidades bajo la óptica de la disciplina y el orden es lo que hace falta en la Universidad Nacional de Colombia, que lleva varios meses paralizada y en conflicto, por la manipulación de fuerzas extremistas en el nombramiento de rector. La excesiva tolerancia y la indisciplina, que se dan silvestres en los establecimientos de educación superior, ha conducido al fracaso.
El sindicato comunista del magisterio se opuso al trámite de la reciente reforma educativa porque, entre las iniciativas más importantes, se restablecía la prevalencia de la autoridad universitaria, a base de una disciplina fuerte, para desterrar a las bandas emergentes, infiltradas en la educación superior, que le hacen tanto daño a la nación. El orgullo y la omnipotencia de los ‘educadores’ afiliados a ‘Fecode’, los condujo a perder la única oportunidad de contar un estatuto docente, fraguado en la nueva ‘Ley Nacional de Educación’ que fue derrotada por falta de trámite.
El estatuto para la educación superior debería incluir normas de comportamiento de profesores y estudiantes, que tienen toda clase de privilegios, entre ellos la matrícula gratuita, el servicio de alojamiento en residencias universitarias y el servicio de restaurantes, donde sus principales usufructuarios son los agitadores de la denominada ‘Primera Línea’ dedicados a promover el desorden y la anarquía.
Los hijos de los pobres, que ahora tienen toda clase de privilegios en las universidades públicas, incluida la matrícula gratuita y los servicios de restaurante igualmente gratuitos, deberían ser los primeros en rechazar a los holgazanes y bandidos de grupos subversivos que se infiltran en estos establecimientos, a la sombra de los presupuestos de educación. Archivada la iniciativa legal que hizo tránsito hasta la semana pasada por el Senado y la Cámara de Representantes, el gobierno del presidente Gustavo Petro ha dado marcha atrás, complaciendo a sus aliados políticos en la ‘Federación Colombiana de Educadores’, que se volvieron intocables y que quieren seguir aumentando sus privilegios, porque ya compraron el cupo en la burocracia presidencial, con un aporte de quinientos millones de pesos de las cuotas sindicales, que ayudaron a financiar la campaña electoral.
