Nombramiento de Armando Benedetti es un atentado contra la moral pública

Además de la cantidad de bandidos que ahora realizan negocios particulares con la contratación oficial en los recintos palaciegos del Capitolio Nacional de Colombia, los exguerrilleros y narcotraficantes se mueven por el Palacio de Nariño, sede principal de la presidencia de la república, revestidos de poderes como ‘Gestores de Paz’, cuando han sido vulgares criminales que se arropan con el paraguas de la ‘Paz total’, que la compraron con la financiación de las elecciones presidenciales.

El nombramiento de Armando Benedetti como coordinador del ‘Consejo de ministros’ y de Laura Sarabia como ministra de Relaciones Exteriores constituye el precio de su silencio, por los millonarios aportes que hicieron desde las cárceles del país los voceros de aquellos grupos criminales que querían comprar la amnistía e indulto para limpiar sus hojas de vida y recibir capitales de dudosa procedencia, que están depositados en los paraísos fiscales del mundo.  Cuando termine el periodo presidencial de Gustavo Petro --- si es que lo termina ---, tendrán que realizar una profunda profilaxis para purificar los pasillos del Capitolio Nacional y de la Casa de Nariño, donde se escuchan todavía las voces lapidarias del procerato nacional, donde los congresistas de los partidos históricos crearon las instituciones y le imprimieron majestad al ejercicio de la política.

Comparar a Gustavo Petro y Armando Benedetti con estadistas de la talla de Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, Belisario Betancur Cuartas, Misael Pastrana Borrero, Virgilio Barco Vargas, Luis Carlos Galán Sarmiento, Horacio Serpa Uribe, Alfonso López Michelsen, Augusto Espinosa Valderrama, Julio César Turbay Ayala, Álvaro Uribe Vélez, Andrés Pastrana Arango, Álvaro Gómez Hurtado e Iván Duque Márquez, es una herejía. El negocio de unas elecciones atípicas, donde el presidente Petro ofreció amnistía e indulto para todos los criminales de Colombia, al precio mas alto de los niveles de corrupción que hemos padecido, para crear la anarquía que estamos padeciendo, será la antesala del desastre.

Convertir la sala del Consejo de ministros en un gallinero donde se insultan los antiguos guerrilleros que ahora son tratados como ‘Padres de la Patria’, que ocupan altos cargos bajo el ropaje de la Paz Total, para recoger millones de dólares, de narcotraficantes y contrabandistas, es el negocio de la gavilla que hoy ocupa el Capitolio Nacional y el Palacio de Nariño.

El coordinador del Consejo de Ministros, Armando Benedetti es una vergüenza para la nación. Ya lo había advertido, cuando en las primeras de cambio de gobierno quiso ser el ministro del interior, para pagarle su silencio frente a las altas cortes que deberán investigar los orígenes de la financiación de la campaña presidencial.