Nuevo intento de sicariato en Bucaramanga: hombre fue herido a disparos
Resumen
Nicolás Ferney Manrique Becerra sobrevivió milagrosamente tras ser baleado en un intento de sicariato en el barrio El Porvenir. La rápida intervención policial y el refugio en un local fueron clave para su escape, en un conflicto que refleja tensiones territoriales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Eran las 6:20 p. m. de este martes 16 de diciembre cuando el repiqueteo de las balas transformó la tranquilidad de la calle 104H del barrio El Porvenir en un escenario de guerra. En el centro del caos se encontraba Nicolás Ferney Manrique Becerra, un joven que hoy sobrevive de milagro tras ser el blanco de un violento intento de sicariato derivado, al parecer, de una rencilla entre sectores rivales.
Según los reportes de las autoridades, el enfrentamiento involucró a tres sujetos y escaló rápidamente de los insultos a la agresión armada. Manrique Becerra recibió un impacto de bala en el abdomen que lo dejó al borde del colapso; sin embargo, en un acto desesperado por preservar su vida, logró correr y refugiarse en un establecimiento. El local, que minutos antes era un espacio de esparcimiento, se convirtió en el escudo improvisado donde la víctima se resguardó mientras sus atacantes vaciaban sus cargadores antes de huir hacia la penumbra de las calles aledañas.
La alerta de la comunidad permitió que una patrulla de la Policía Nacional llegara al sitio en tiempo récord, encontrando a Nicolás herido y bajo el asombro de los testigos. Información recolectada en la escena apunta a que la riña no fue un evento aislado, sino el resultado de fricciones constantes con sujetos provenientes de los barrios Bucaramanga y Canelos, sugiriendo una posible disputa por "fronteras invisibles" o cuentas pendientes entre grupos de la zona.
Mientras la víctima lucha por su recuperación en un centro asistencial, los peritos de la SIJÍN trabajan sobre el asfalto y las cámaras de seguridad para rastrear la ruta de escape de los agresores. Este nuevo episodio de intolerancia y violencia armada reabre el debate sobre la seguridad en las comunas de la ciudad, dejando tras de sí un rastro de casquillos y la zozobra de una comunidad que pide a gritos el fin de las vendettas barriales.