Resumen
El artículo critica el estado actual de la democracia en Colombia, donde figuras criminales tienen protagonismo y productos tóxicos son usados para distraer a la población. Argumenta que ciudades claves están plagadas de violencia y controladas por grupos ilegales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La afirmación de que Colombia puede estar gobernada por un atajo de bandidos parece la conjura diabólica que se ha venido cumpliendo, en la medida en que para conseguir ‘La Paz Total’ haya que escoger a muchos de los peores delincuentes que hacen parte del inventario criminal del país. El primer ministro inglés Winston Churchill es el autor de una mágica definición según la cual ‘si queremos la paz, preparémonos para la guerra’.
El protagonismo que hayan alcanzado hasta el momento los astros de la criminalidad, como alias ‘Iván Mordisco’, que comanda una fracción de las Disidencias de las FARC en seis departamentos y Salvatore Mancuso Gómez, fundador de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), muestra la fragilidad de la democracia de este país, donde ahora proponen una ‘Asamblea Constituyente Popular’, para aumentar el panorama de anarquía que estamos padeciendo.
La nueva “Asamblea Constituyente Popular’ que propone el presidente de la república, Gustavo Petro Urrego, se parece a los espejos que repartían los conquistadores españoles hace cuatrocientos años para atraer a los pueblos indígenas del continente americano, con el fin de confiscarles el oro que tenían en el Templo de Sugamuxi y en la Laguna de Guatavita.
La iniciativa presidencial de convocar una nueva Asamblea Constituyente para cambiar la ‘Carta de derechos’ es una propuesta para distraer calentanos, que al calor de sus emociones y con unas cuantas dosis de Yagé, de cocaína y marihuana, les repartían a los primitivos pobladores del continente americano, para explotar su ignorancia y robarles su riqueza ancestral.
Entre las ciudades colombianas más peligrosas del mundo se encuentran Tumaco en el Cauca y Cali en el Valle del Cauca; Medellín en Antioquia, Cartagena y Barranquilla en la Costa Caribe; Cúcuta y Barrancabermeja, en los Santanderes. Aquí taracan y asesinan comerciantes todas las semanas; extorsionan a los ganaderos y campesinos. Las guerrillas y otros grupos armados ilegales, especialmente grupos de narcotraficantes, dominan gran parte del territorio nacional.