Resumen
Tres diáconos permanentes fueron ordenados en Barrancabermeja por Monseñor Ovidio Giraldo. Este acontecimiento histórico contribuirá al fortalecimiento de la vida espiritual de la comunidad. Los nuevos diáconos serán ministros de la palabra, proclamarán el evangelio y enseñarán la fe católica.
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En medio de una solemne eucaristía presidida por Monseñor Ovidio Giraldo, se llevó a cabo la ordenación de tres diáconos permanentes en Barrancabermeja. Leonardo, Bruno, Rogelio, Franco y Carlos Caballero fueron los hombres que recibieron este importante sacramento.
El diácono permanente es parte de la jerarquía de la Iglesia, aunque en un grado menor. Es ordenado por el obispo mediante la imposición de sus manos, no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio de ser testigo consagrado al servicio y de recibir la bondad y el cariño de Dios hacia la vida, el matrimonio y la familia. Es un don que Dios nos da y nos permite tener.
Los nuevos diáconos expresaron su emoción y alegría por este acontecimiento. Para ellos, es una gran bendición y una muestra de la misericordia de Dios. Reconocen que no es algo que merecen, sino un regalo divino que les llena de felicidad.
La ordenación de diáconos permanentes es un acontecimiento significativo para la Iglesia Católica en Barrancabermeja. Es la primera vez en la historia de la iglesia local que se cuenta con diáconos permanentes, lo cual es un motivo de alegría para la diócesis y para la comunidad.
Este ministerio surge a partir de la palabra de Dios y del ejemplo de Jesús y los apóstoles, quienes buscaron diáconos que les apoyaran en su labor pastoral. En Barrancabermeja, se ha dado la oportunidad a hombres casados comprometidos con la oración y la búsqueda de la santidad de servir a la iglesia y a la comunidad en este rol.
Los diáconos son ministros de la palabra, proclaman el evangelio, predican y enseñan la fe católica. Ahora, convertidos en servidores de la iglesia, siguen el ejemplo de Jesús, quien vino no para ser servido, sino para servir.
En un momento en el que las vocaciones sacerdotales son escasas y la atención pastoral es urgente, la presencia de hombres casados dispuestos a servir es de gran importancia. Con el acompañamiento de los sacerdotes de la diócesis, estos diáconos permanentes contribuirán al fortalecimiento de la vida espiritual de la comunidad y al cuidado de las almas.
La ordenación de estos diáconos permanentes es motivo de alegría no solo para ellos y sus familias, sino también para la diócesis y para la comunidad de Barrancabermeja en general. Es un paso importante en el crecimiento y la consolidación de la Iglesia en la ciudad.
