Resumen
El artículo critica la gestión de Gustavo Petro como presidente de Colombia, detallando los escándalos de corrupción que han surgido desde el inicio de su mandato, involucrando a su familia y colaboradores cercanos. El autor sugiere que Petro evade la responsabilidad y culpa a la oposición.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Resulta difícil entender que ante semejantes escándalos diarios a que nos tiene sometidos el Presidente Gustavo Petro, alguien esté satisfecho con el Gobierno actual y su pobrísima gestión. Los casos de corrupción empezaron a conocerse recién inició el mandato presidencial, siempre por cuenta de su familia o de sus más allegados colaboradores: Armando Benedetti, embajador en Venezuela y Laura Sarabia jefe de gabinete, develaron asuntos relativos a la financiación de la campaña Petrista, por lo que fueron separados de sus cargos.
¿En qué terminó esto? En que cuando comenzaban a conocerse detalles de lo ocurrido fueron premiados con más poder, llegando Benedetti a la restablecida embajada ante la FAO y Laura a dirigir el influyente Departamento Administrativo de la Presidencia, DAPRE. Se desconoce el resultado de los procesos adelantados y las verdaderas razones para estas decisiones.
El escándalo de su hijo Nicolás, acusado por blanqueo y enriquecimiento ilícito de dinero que, según él entregó a la campaña presidencial de 2022, sin ser reportado, no se sabe en qué va esta investigación. Otro asunto vergonzoso fue la presión ejercida, con grandes sumas de dinero al Viceministro de Defensa General Díaz, para la compra irregular a un hermano de Benedetti, de tres helicópteros para Presidencia que no se necesitaban, asunto en el que estaba especialmente interesada Verónica Alcocer, y por lo cual, al negarse a dicha solicitud, el General fue despedido, sin que tampoco se conozca el avance en la Fiscalía de esta investigación.
Pero tal vez el caso de corrupción más grande jamás visto en Colombia y en el que se hallan involucrados altos dignatarios del Estado, ha sido la compra de carrotanques por la UNGRD para llevar agua a la Guajira, lo cual nunca se hizo. Lo que, si existió, por orden no se sabe de quién, fue el reparto de millones de pesos supuestamente para “comprar” a los presidentes del Senado y de la Cámara con el fin de sacar adelante los proyectos de reformas del Gobierno. Los jefes de esa entidad y responsables directos de esos gravísimos hechos, no sólo le faltaron en materia grave a las comunidades afectadas por efectos climáticos, sino que pretenden eludir sus responsabilidades amparados en el llamado “principio de oportunidad”:
Mientras tanto, este gobierno de La Paz Total, negociando con guerrilleros que siguen secuestrando, extorsionando, decapitando soldados e incendiando el país. Y en Bogotá, los encapuchados con protestas incendiarias contra la elección del rector de la Universidad Nacional, realizada de acuerdo a la ley, a su autonomía y a los reglamentos universitarios y el gobierno oponiéndose al resultado porque no era su candidato, ¿qué tal?
Finalmente, el Presidente Gustavo Petro, que gobierna desde sus redes, asegurando que nada de lo que está pasando es culpa suya, que se trata de una narrativa de la oposición para preparar el “golpe blando” por lo que hay que seguir insistiendo en la Constituyente. ¿Para dónde iremos?
*Cecilia Reyes de León. E-mail: fundparticipar@yahoo.es
