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Pareja desplazada encuentra en la charcutería una nueva oportunidad de vida

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Resumen

Brigith Buitrago y Alexander Pedraza, tras dos desplazamientos forzados, logran materializar su sueño de tener una charcutería en Cúcuta con el apoyo de la Unidad de Restitución de Tierras. La URT les ayudó a recuperar su hogar y lanzar su negocio, transformando sus vidas.

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Brigith Buitrago y Alexander Pedraza son una pareja cucuteña que encarna la historia de la resiliencia. Tras enfrentar dos desplazamientos forzados, uno en su natal Cúcuta y otro en Venezuela, hoy celebran la inauguración de su charcutería, un sueño que pudieron cumplir gracias al apoyo de la Unidad de Restitución de Tierras (URT).

En 2004, Brigith y Alexander vivían en el barrio Nuevo Horizonte de Cúcuta, una zona marcada por la violencia y el control de grupos armados ilegales. Con una recién nacida en brazos, las intimidaciones no tardaron en aparecer: convocatorias a reuniones obligatorias, instrucciones sobre cómo manejar el barrio y la constante amenaza de una guerra entre actores armados.

"Mi esposo era el que iba a esas reuniones. Luego llegó la guerrilla, y él terminó herido. Nos tocó huir en 2005, dejando todo atrás. Creíamos que lo habíamos perdido todo, pero alguien nos habló de la restitución de tierras y recuperamos la esperanza", relata Brigith.

Tras años de incertidumbre, finalmente se acercaron a la URT, donde recibieron el apoyo necesario para presentar una demanda ante los jueces especializados en restitución. La sentencia no solo les devolvió su vivienda, sino que también les otorgó un proyecto productivo que cambiaría sus vidas.


Un sueño hecho realidad

Gracias a las medidas complementarias de la sentencia, Brigith y Alexander levantaron nuevamente su hogar y, junto a su familia, transformaron su vida al instalar una charcutería en su barrio. En este espacio, venden quesos, jamones, salchichas, panes y carnes frías, productos que ya son conocidos entre sus vecinos por su calidad y frescura.

"Siempre soñé con tener un negocio propio, y ahora lo hemos logrado. Empezamos de cero, durmiendo en el suelo, pero hoy la vida nos cambió gracias a la restitución", dice Brigith con una mezcla de emoción y orgullo.

Por su parte, Alexander, quien recuerda con dolor los desplazamientos, afirma que este proyecto representa una oportunidad para sus hijos: "Esto es una bendición, algo que les dejaré para que se defiendan y no vivan lo que yo viví".

La charcutería, que la pareja ha decidido nombrar "Jireth" –una palabra que significa "Dios proveerá"–, es un ejemplo de esfuerzo conjunto. Mientras Brigith organiza los pedidos y atiende el local, Alexander recorre el barrio en una bicicleta adaptada con carteles publicitarios, promoviendo su emprendimiento.

Además, han recibido capacitación por parte de los profesionales de Proyectos Productivos de la URT, quienes los han guiado en la gestión del negocio y en la atención al cliente.

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