Paro arrocero en Santander: entre el clamor del campo y la amenaza del desabastecimiento

Paro arrocero en Santander: entre el clamor del campo y la amenaza del desabastecimiento

Resumen

El paro arrocero en Santander ha desatado una crisis que podría afectar el flujo de alimentos y transporte en el Magdalena Medio. Los agricultores exigen soluciones urgentes ante la falta de rentabilidad y competencia desleal, mientras las autoridades buscan mediar.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano

El inicio del Paro Nacional del Gremio Arrocero en Santander ha encendido las alarmas en distintos sectores del departamento. Lo que comenzó como una movilización pacífica de productores que reclaman soluciones urgentes a una crisis que los asfixia, amenaza ahora con alterar el flujo habitual de alimentos y mercancías, así como la operación del transporte en uno de los corredores viales más estratégicos del país: la Troncal del Magdalena Medio.

La protesta tiene su epicentro en el sector del puente La Gómez, en la vía que conduce a Sabana de Torres, un punto clave para la movilidad entre el interior y la costa norte del país. Allí, decenas de campesinos arroceros se han congregado con una sola consigna: que el Gobierno Nacional escuche sus reclamos y ofrezca soluciones reales y aplicables de inmediato.

“Estamos articulados con todos los puntos de protesta a nivel nacional. Esta situación es insostenible y necesitamos respuestas concretas. No queremos más promesas. El arroz no da espera”, aseguró Sebastián Rico, uno de los líderes arroceros del departamento.

Riesgo de desabastecimiento en la Central de Abastos

Aunque los efectos inmediatos del paro aún no se traducen en un desabastecimiento masivo, en la Central de Abastos de Bucaramanga —epicentro comercial de la región— ya se monitorea con atención la evolución de la protesta. Ricardo Arteaga, subgerente del centro, advirtió que, si el paro persiste por más de cinco o siete días, las consecuencias podrían sentirse no solo en el ingreso de productos provenientes de las zonas afectadas, sino también en los despachos hacia otras regiones del país.

“No descartamos afectaciones en productos que vienen de Buenaventura, como frutas importadas y algunos cereales, o desde Nariño y el Valle del Cauca, como las arvejas verdes, granadilla y uvas de producción nacional. Además, si se presentan bloqueos en Aguachica, se comprometería el ingreso y salida de productos hacia la costa norte, especialmente yuca y mango”, detalló Arteaga.

A pesar de esta alerta temprana, el precio del arroz se mantiene estable en los mercados mayoristas, aunque los comerciantes y distribuidores permanecen atentos ante cualquier variación significativa.

Transporte regional y nacional, bajo presión

El impacto también se siente en la movilidad. Desde la Terminal de Transporte de Bucaramanga confirmaron que, aunque las operaciones se mantienen con relativa normalidad, las rutas que utilizan la vía bloqueada han tenido que adaptarse. Jaime José Pérez, gerente de la terminal, explicó que las empresas han recurrido a trayectos alternos como Rionegro-El Playón-San Alberto-Aguachica para llegar a la costa Atlántica.

“Esto afecta la operación de las empresas transportadoras y aumenta los tiempos de viaje para los pasajeros. Las rutas hacia Sabana de Torres y otras zonas del Magdalena Medio han tenido que rediseñarse”, señaló Pérez.

No obstante, el transporte hacia el interior del país continúa activo, utilizando vías como Puerto Berrío, San Gil y Cúcuta, que actualmente se encuentran habilitadas.

Autoridades activan planes de contingencia

Frente a esta situación, la Gobernación de Santander instaló un Puesto de Mando Unificado (PMU) en el sitio de la protesta para coordinar acciones de mediación y garantizar el orden público. El secretario del Interior del departamento, Óscar Hernández Durán, fue enfático al afirmar que se prioriza el diálogo y la articulación institucional.

“Las demandas ya están sobre la mesa de negociación con el Gobierno Nacional. Desde la Gobernación estamos haciendo presencia para acompañar al gremio, pero también para proteger los derechos de toda la comunidad y evitar una mayor afectación en la movilidad”, precisó el funcionario.

El llamado es a lograr acuerdos pacíficos que no pongan en riesgo el abastecimiento ni la movilidad en el nororiente colombiano. Hernández también destacó que se ha logrado coordinar con los manifestantes franjas horarias libres de bloqueos: entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana, la vía permanecerá habilitada para facilitar el tránsito de mercancías y vehículos.

El campo en crisis

Detrás de esta protesta se esconde un drama silencioso que viene arrastrándose desde hace años: la falta de rentabilidad para el cultivo de arroz, los altos costos de producción, la competencia con productos importados y las dificultades para comercializar las cosechas. Los campesinos reclaman un precio justo, subsidios efectivos y una política agrícola coherente con las necesidades del sector.

La protesta en Santander se suma a otros bloqueos registrados en departamentos como Tolima, Huila, Casanare y Meta, donde también se han activado PMU para manejar la situación. El gremio arrocero exige la intervención directa del Ministerio de Agricultura y compromisos formales con cronogramas definidos.

Afectación en cadena

Los bloqueos no solo golpean al agro o al transporte. Si se prolongan, terminarán afectando a consumidores, comerciantes, restaurantes, empresas de carga, y en última instancia, al bolsillo del ciudadano común. El temor a un efecto dominó que altere el flujo alimentario es latente.

Desde la Central de Abastos reiteran que mantienen constante evaluación del inventario y monitoreo de precios para tomar decisiones informadas y mitigar el impacto. “También estamos identificando productos sustitutos para evitar que la canasta familiar sufra alteraciones fuertes”, afirmó Ricardo Arteaga.

Un clamor por soluciones urgentes

El paro arrocero en Santander no es un hecho aislado. Es el síntoma de una crisis estructural del agro colombiano. Mientras los campesinos bloquean las carreteras para hacerse escuchar, desde los centros urbanos se siente el coletazo de su desespero. La advertencia está dada: si no se avanza pronto en acuerdos, las consecuencias podrían ser severas y de amplio alcance.

Tanto autoridades como líderes sociales coinciden en que el camino debe ser el diálogo. Sin embargo, el tiempo apremia. Cada día de paro es un golpe al campo, al comercio, al transporte y, sobre todo, a la estabilidad económica de un país que no puede seguir ignorando a quienes lo alimentan.

El país está llamado a encontrar soluciones estructurales para su campo. El arroz, símbolo del alimento cotidiano, hoy también representa la lucha de un sector olvidado que pide a gritos ser escuchado.

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por Andrés Quijano
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