Perfumar un marrano

Por: Nelson Rico Cañas *

Resulta pasmoso que, después de haber acabado con el sistema Metrolínea mediante actos de vandalismo, malos manejos de recaudo y pésimas administraciones, las estaciones hayan sido destruidas mientras nosotros, inertes, observábamos. Las autoridades, por su parte, brillaron por su abandono. En definitiva, como ciudad actuamos más por omisión que por acción. De aquellos “bravíos santandereanos” y “leopardos” no quedamos más que un grupo de gaticos dóciles.

Durante la planeación del sistema masivo de transporte, los alcaldes del área metropolitana aprovecharon sus cargos para viajar a Brasil —en particular a Curitiba, reconocida por su excelente sistema de transporte—, pero esta sarta de incívicos fue más a bailar pagode, beber caipiriña y comer capibara, porque de conocimientos no trajeron ninguno. El derroche de recursos, además, fue insondable.

Ahora pretenden revivir un muerto a punta de desfibrilador, al que ya le han aplicado 360 julios y nada que revive, ni va a revivir. En mi opinión, ese “embutido” del arriendo de los buses del Sistema Integrado de Transporte Metropolitano (SITME) será un elefante blanco 2.0. Se permitió que el área metropolitana se movilizara en transporte informal, y ahora ya no hay marcha atrás, por una sencilla razón: no existen rutas alimentadoras. Flaco favor le hace a la ciudad.

¿Cuánto costó realmente el contrato de arriendo de los buses? ¿Ya fueron saldados todos los pasivos del sistema? ¿Era esa la solución adecuada?

¿Cuándo aprenderemos a proyectar la ciudad hacia el futuro y a pensar en cómo estará en 15 años si seguimos así? En realidad, no es que nuestros municipios nos hayan quedado grandes; es que la desidia con la que se trató el tema buscaba solo el provecho personal y el silencio cómplice. Hoy estamos pagando el precio de ese desastre.

No hay nada más grato que llegar a ciudades con infraestructuras modernas y planificaciones futuristas. En cambio, nos hemos convertido en una Bucaramanga plana y caótica, con un ego de gran desarrollo, pero que no permite que los expertos opinen, ni mucho menos que conciban un sistema versátil. Qué impotencia produce ver las estaciones en su estado actual, convertidas en dormitorios de habitantes de calle.

El Exdiputado antioqueño Rodrigo Mesa aseguró en pleno debate en la Asamblea de Antioquia que “la plata que uno le mete al Chocó es como meterle perfume a un bollo”. Trayendo ese símil, y sin querer ir tan lejos con el SITME, la realidad es que estamos perfumando un marrano.

¿Por qué no traer a los tres mejores expertos del mundo en sistemas de transporte masivo y pagarles una consultoría seria? Pero aquí no logramos ponernos de acuerdo ni siquiera para ejecutar la doble militancia. Pregunta: ¿Cuántos años de atraso tendremos respecto a Medellín en materia de movilidad?

“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio tenemos el poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad.”
“Lo que ha de dar luz, debe soportar el ardor”. Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido.

*Ingeniero Civil