Policía: encrucijada y coherencia
Resumen
La Policía Nacional de Colombia enfrenta inestabilidad por constantes cambios de dirección. Esta situación complica el desarrollo de políticas y afecta la coherencia institucional. La reincorporación de personal retirado se propone como solución, pero requiere precaución.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
La Policía Nacional de Colombia atraviesa un periodo de intensa turbulencia. Más allá de su histórica y dolorosa contribución a la seguridad nacional -un sacrificio diario que rubrica con sangre su compromiso con la vida, honra y bienes de los colombianos- la institución se encuentra hoy sometida a un embate que amenaza con socavar sus cimientos filosóficos, doctrinales y tradicionales.
Los ataques constantes a sus componentes esta al orden del día, y la cifra de víctimas sigue siendo un recordatorio significativo del costo de la defensa del Estado. Este contexto de adversidad externa se ha visto agravado en el periodo actual, por una notable inestabilidad interna en la cúpula.
La dirección general de la Policía ha sido objeto de un incesante relevo de mandos en los últimos tres años, como han sido cuatro directores en tan corto tiempo, cifra que estratégicamente enciende las alarmas. Se recomienda la sostenibilidad del liderazgo por periodos que permitan la maduración y el desarrollo coherente de políticas de Estado. La actual inestabilidad directiva no solo fractura planes, programas y proyectos en curso, sino que impide la necesaria sincronización de la institución con la dinámica tecnología y exigencias del desarrollo profesional moderno. De igual forma, la coherencia institucional se resiente afectando la brújula interna y la confianza ciudadana. Un cambio de director conlleva una reorientación estratégica que, si es de alta rotación con visiones cortoplacistas, termina por diluir el esfuerzo colectivo, generando incertidumbre y fatiga en los niveles operativos.
En medio de este panorama complejo y ante un acuciante déficit de recurso humano, ha surgido la propuesta de recurrir a la reincorporación de personal retirado. Esta es una medida que, si bien es válida para suplir carencias inmediatas, se muestra inherentemente riesgosa y demanda una gestión extraordinariamente cautelosa.
La reincorporación no puede ser una simple convocatoria masiva, es imperativo un riguroso estudio que abarque múltiples dimensiones, como: el motivo del retiro, desempeño en actividad civil, conducta y oficios personales, condiciones físicas y psicológicas, actualizaciones ante la evolución institucional y tecnología de punta, la exigencia del servicio y aquella innegociable aptitud de servicio.
Si estas precauciones se omiten en favor de una solución rápida, el riesgo de introducir elementos de baja idoneidad o vicios al servicio es inmenso. Lo que se busca como una solución a la escasez de personal, puede transformarse en un caos institucional sin precedentes, afectando la disciplina, la moral y lo más grave la calidad del servicio.
La Policía Nacional es el principal instrumento del Estado para garantizar la convivencia, sus disposiciones deben ser medidas, estratégicas y sostenibles. Tomar decisiones “audaces pero inviables” ante la urgencia pueden tener consecuencias tanto para institución como para el ciudadano. Es tiempo de estabilidad en el mando y de prudencia en la gestión del recurso humano.