Resumen
El presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, busca establecer un régimen totalitario, trabajando para debilitar las instituciones democráticas, según el artículo. Se le acusa de aspiraciones dictatoriales similares a las de Hugo Chávez en Venezuela.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Preparando el camino hacia la dictadura, como lo hiciera en su momento el Coronel (r) Hugo Rafael Chávez Frías, para autoproclamarse rey de los ejércitos venezolanos, se ha producido por parte del presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, el otro capítulo del sainete que busca despejar el camino hacia un régimen totalitario, convocando una ‘Asamblea Nacional Constituyente de origen popular’, para seguir destrozando las instituciones democráticas, que le dieron vida a nuestro sistema republicano.
En su tránsito por la actividad guerrillera, rebelde por naturaleza y desde muy joven, cuando ocupaba el oficio de centinela que cuidaba personajes presos y secuestrados en la clandestinidad, sometidos a toda clase de humillaciones, como fue el calvario del ex candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado en manos del M-19, el presidente Gustavo Petro, chiquito de cuerpo pero grande y ambicioso como Napoleón, soñaba con la historia de la ‘Toma de Labastilla’, es decir, en el fuego ardiente de la quema del Palacio de Justicia en Bogotá, donde fueron asesinados los magistrados de las altas cortes, que estaban investigando la influencia del narcotráfico en la política colombiana.
El último bastión de la seguridad nacional de Colombia fue la supresión de la ‘Unidad Especial de Inteligencia Militar’y el llamado a calificar servicios de la nómina de los señores Brigadieres Generales y Mayores Generales, que perdieron el tiempo con su formación académica y su especialización en la milicia, porque en el espíritu dictatorial del presidente Gustavo Petro está la toma indefinida del poder, como lo hicieran los dos mandatarios venezolanos que le han dictado cátedra al ‘pequeño caudillo’.
En las aventuras que desde joven repartían en los colegios de Zipaquirá, donde Gustavo Petro quiso ser un actor internacional, para cobrarle a la oligarquía colombiana su codicia y su ambición, aparecen los sueños de Benitín y Eneas, convertidos en la Cartilla ‘Alegría de Leer’, de Juan Evangelista Quintana, de aquel aventurero que ahora se presenta ante el mundo como el protagonista de la ‘Paz Total’.
Reciente viaje del primer mandatario a Suecia y Noruega, halagado por la posibilidad de conseguir el Premio Novel de la Paz, aparece Petro dándole consejos al presidente de Ucrania, para que se rinda frente a Vladimir Putín, el invasor ruso que amenaza con el estallido de una Tercera Guerra Mundial, empeñado en recuperar la ‘Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas’, mientras en Colombia sus idolatradas guerrillas del Clan del Golfo, de las disidencias de las FARC y de la Nueva Marquetalia, intentan someter a cinco departamentos del sur del país, envueltos en la locura de convertir al Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Caquetá y Putumayo en una nación independiente, financiados por el narcotráfico, bajo el pretexto de una nueva ‘independencia nacional’.
Porque en la hoja de ruta del señor presidente Gustavo Petro está el propósito de perpetuarse en el poder, porque cuatro años de mal gobierno, como el que estamos padeciendo, serán insuficientes para destruir los pilares de esta patria adolorida, donde las guerrillas apoyadas por las cuadrillas del narcotráfico quieren imponernos la doctrina de Marx y de Lenín, las ruinas del régimen socialista cubano y la humillante condición de vivir y padecer la pobreza que afronta Venezuela, que era la cuarta economía petrolera del planeta tierra.
Un país en llamas con un gobierno nacional que ha logrado el milagro de multiplicar a millones de colombianos en pobres absolutos de esta nación, donde todos los días humillan a las fuerzas militares y de policía, mientras se derrumba el aparato productivo y se marchan del país los principales empresarios que han creado riqueza para garantizar el empleo de millones de compatriotas. ¿Ese es el paraíso terrenal que estamos esperando?