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Puñalada mortal en un posible intento de atraco

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Foto: suministrada por la familia/Exclusivo EL FRENTE.
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Resumen

Ramiro Sánchez, de 39 años, murió tras ser apuñalado en su camino al trabajo, posiblemente en un intento de robo. Su familia exige justicia, mientras las autoridades investigan el caso, que ha dejado a la comunidad y la justicia en incertidumbre.

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Misterio rodea la muerte de Ramiro Fernando Sánchez Mantilla

La muerte de Ramiro no se reduce a un simple hecho delictivo, sino que se erige como un grito de alerta sobre la vulnerabilidad de los espacios públicos y la familia exige que no haya impunidad.

La tarde del pasado miércoles, el barrio Campo Hermoso de Bucaramanga, Ramiro Fernando Sánchez Mantilla, de 39 años, salió de su vivienda en Girón alrededor de la 1:00 de la tarde y se dirigía, como todos los días, hacia su trabajo en Homecenter, ubicado en la carrera 21 con calle 45, centro de Bucaramanga, Santander.

Sin embargo, lo que inició como una rutina se convirtió en una tragedia que hoy aún confunde a las autoridades y enluta, entristece y desgarra a su familia y allegados.

Según las imágenes de las cámaras que cubren parte del recorrido, Ramiro circulaba en su motocicleta Pulsar 180, de placas MSC-29, por la calle 45, camino que lo conduciría a lo que se suponía sería una jornada laboral más.

La grabación muestra cómo, a las 3:00 de la tarde el contratista fue visto cuando avanzaba por la vía. En un instante, de forma intempestiva, se desplomó sobre un andén.

Instinto de supervivencia

La caída, a primera vista, fue interpretada por varios transeúntes como un infortunio en la vía, un simple accidente de tránsito. Pero el rastro de sangre en la camiseta de la espalda de Ramiro evidenció que había sido víctima de un ataque con arma blanca.

La hipótesis que más cobra fuerza ante la investigación es que el hombre fue atacado en un intento de hurto que culminó en una herida mortal. De acuerdo con las primeras versiones, se presume que un sujeto habría agredido a Ramiro en el sector de Chimitá.

A pesar de la violencia sufrida, se cree que el contratista logró recorrer varios metros en su motocicleta antes de sucumbir. Algunos testimonios incluso aseguran que, luego del forcejeo, Ramiro trató de continuar su camino en busca de ayuda médica, por instinto de supervivencia, aunque insuficiente para frenar el implacable avance de la violencia.

Familia pide justicia contundente

Un allegado de la víctima relató a Diario EL FRENTE que “Ramiro salió de su casa para dirigirse al trabajo, sin imaginar que en el camino se toparía con una situación de extrema peligrosidad que acabaría con su vida Nos cuentan que el modus operandi de los atacantes parece corresponder a delincuentes de origen venezolano, quienes primero asesinan, luego roban y, finalmente, huyen hacia la frontera, dejan a sus víctimas y a la justicia sumidos en la incertidumbre”.

Estas palabras reflejan el dolor de una familia que ve cómo la vida de uno de los suyos se ha apagado de manera brutal y el temor ante la posibilidad de que los responsables queden impunes.

Algunas personas en el sector manifestaron que se pudo haber generado una discusión entre Ramiro y otro motociclista, lo que habría derivado en un forcejeo cercano al lugar de los hechos.

Sin embargo, la ausencia de imágenes que respalden esta versión y el rastro inconfundible de una puñalada en la espalda del contratista hacen que las hipótesis sobre una agresión previa al robo tomen relevancia.

Mientras tanto, las autoridades escudriñan cada grabación y recaban testimonios en un intento de reconstruir la cadena de sucesos y establecer el momento exacto en el que Ramiro fue apuñalado.

Algunos informes preliminares insinúan la participación de delincuentes, posiblemente de nacionalidad venezolana, que actuarían de manera coordinada para cometer robos y, en ocasiones, asesinatos, para luego evadir la acción de la justicia al huir hacia la frontera.

Recuperar confianza en las instituciones

Para la familia de Ramiro, el dolor se intensifica con cada día que pasa sin respuestas claras. “Lo que más necesitamos es celeridad en la investigación. No se trata sólo de encontrar a los responsables, sino de recuperar la confianza en las instituciones que nos prometen seguridad”, declaró con voz entrecortada el familiar, quien prefirió mantener su identidad en el anonimato.

Fercho, como solían llamarlo cariñosamente, era el menor de sus hermanos y, a pesar de residir en Bucaramanga, sus raíces estaban firmemente ancladas en Oiba, Santander.

La investigación se ha convertido en un reto mayúsculo para las autoridades locales, que se enfrentan a la complejidad de un caso sin precedentes en la zona.

Se ha hecho un llamado al seguimiento intensivo de las cámaras de seguridad, con la esperanza de que estas evidencias permitan reconstruir con precisión la ruta de Ramiro y determinar el punto exacto en el que sufrió la puñalada. Este esfuerzo se suma a la presión de una ciudadanía que clama por justicia y a la necesidad imperiosa de que la Policía, la Alcaldía y la Fiscalía actúen con prontitud y eficacia.

Hasta ahora, las interrogantes se multiplican en un escenario donde la evidencia apunta a un crimen derivado de un atraco, pero la verdad completa aún se oculta entre rumores e imágenes incompletas.

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