Resumen
El artículo discute el desempeño de los siete representantes de Santander en la Cámara de Representantes de Colombia, criticando la falta de visibilidad de sus trabajos y el incumplimiento de promesas a los municipios que representan. Se plantean interrogantes sobre la conveniencia de reelegirlos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Oscar Jahir Hernández Rugeles
El día 13 de marzo de 2022 el pueblo santandereano eligió en las urnas a siete personas para que representaran los intereses del departamento en la Cámara de Representantes. Estamos a poco más de un mes para que se cumpla la mitad del periodo constitucional que les corresponde, momento más que propicio para hacer una evaluación de su trabajo legislativo y el compromiso personal con sus electores.
A algunos no les ha crecido su capital electoral como si les ha crecido su capital económico, a otros no los reconocen ni el conjunto residencial donde viven porque su trabajo ha pasado tan desapercibido que ya ni quienes votaron por ellos se acuerdan por qué lo hicieron. De estos representantes hay cosas por resaltar que no pueden dejarse a un lado, porque no todo puede ser malo si se tiene en cuenta que día tras día luchan por mantenerse vigentes con el fin de continuar sus proyectos políticos. Dos de ellos sabrán agradecer que aquí se les nombre, porque hasta la presente será la única forma en que seriamente se les mencione en un periódico.
Y respecto a las dos mujeres que llevan sus banderas propias, ya es hora de que su trabajo se visibilice porque es mucho lo que han hecho y poco lo que se les ha reconocido. 87 municipios llevan dos años esperando el cumplimiento de cientos de promesas que entre los siete representantes les hicieron cuando recorrieron el territorio en búsqueda de los votos, dos años en los que a esos municipios no ha vuelto nadie, dos años en los que las camionetas que antes levantaban tierra por los caminos de veredas y corregimientos, no volvieron a cruzar las bateas que separan las esperanzas de los campesinos de nuestra región, de los lujos con los que ahora viven quienes antes de su elección solo vivían sacando créditos para pagar sus deudas.
De estos siete dos darán el salto de la Cámara al Senado, junto con otro que cree en su absurdo imaginario y su mundo de fantasía que también podrá hacer lo mismo, cuando gran parte de su tiempo se lo ha gastado más haciendo el ridículo y arreglándose las uñas que trabajando por el bienestar de la gente. Son muchas cosas por contar y algunas otras más por analizar entre todos, pero aquí lo importante es poner sobre la mesa la verdad de las acciones que han venido desarrollando quienes dicen tener nuestra representación en el Capitolio Nacional
¿Vale la pena volverlos a elegir? ¿Han hecho algo por nuestra tierra? ¿Cuáles son sus unidades de apoyo? ¿Cuál es el nivel de mentiras en el que viven? Un tema sobre el cual se profundizará, evaluando la labor de cada uno de ellos, durante las próximas siete semanas en este espacio de opinión.
