Red de túneles secretos bajo la Colina Capitolina de Roma será abierta al público tras un siglo de olvido

Red de túneles secretos bajo la Colina Capitolina de Roma será abierta al público tras un siglo de olvido

Resumen

El Grottino del Campidoglio, una vasta red de túneles secretos bajo la Colina Capitolina en Roma, será restaurada y abierta al público en 2026 después de estar sellada desde los años 1920. Una inversión de 2,8 millones de dólares asegurará la protección y accesibilidad de las instalaciones.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano

Una ciudad dentro de otra, escondida bajo las piedras milenarias de Roma, volverá a la vida luego de más de cien años en el olvido. Se trata del Grottino del Campidoglio, una red de túneles secretos de 3.900 metros cuadrados que permaneció sellada desde la década de 1920 y que, según las autoridades italianas, será restaurada y abierta al público en 2026.

Ubicada bajo la emblemática Colina Capitolina, esta red subterránea se extiende bajo puntos históricos como el Foro Romano y el Teatro Marcello, y desciende hasta 23 metros de profundidad. Algunos pasajes están cuidadosamente revestidos con ladrillos del siglo XIX, mientras que otros fueron excavados en toba, la roca volcánica típica de Roma. El resultado es un laberinto que refleja, en sus paredes y estructuras, más de dos mil años de historia urbana y humana.

La arqueóloga Ersilia D’Ambrosio, quien lidera parte del proyecto, describió el lugar como “una experiencia esotérica”, diseñada para conjugar arqueología y espeleología. “Nadie ha visto estas cuevas y túneles por más de un siglo”, dijo a CNN mientras recorría los pasadizos que, a pesar del tiempo, aún conservan rastros de vida: números de calles, señales hacia antiguos baños públicos, anillos metálicos para animales e incluso restos de jarrones y ánforas que alguna vez almacenaron vino y aceite.

Durante siglos, este sistema de cuevas fue parte del tejido urbano romano. Funcionó primero como cantera, luego como cisterna, y más tarde como zona comercial y de vivienda popular. En la Edad Media, albergó tiendas, tabernas y restaurantes. Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos de sus tramos fueron reacondicionados como refugios antiaéreos, con puertas fortificadas y espacios destinados al resguardo de civiles.

Fue el dictador Benito Mussolini quien ordenó sellar los túneles como parte de su proyecto de “modernización” de Roma. Muchas viviendas sobre la colina fueron demolidas y los accesos a los túneles rellenados con tierra, interrumpiendo una historia de ocupación subterránea que había perdurado durante siglos.

Con una inversión de 2,8 millones de dólares, la restauración avanza por fases. Los primeros pasos incluyeron escaneos láser para mapear el complejo y registrar marcas históricas. Actualmente, se están instalando sistemas de iluminación, filtros para gestionar el gas radón emitido por la roca volcánica, y mecanismos de ventilación que permitan garantizar un ambiente seguro para visitantes y trabajadores. La temperatura constante de 13 °C y la humedad del lugar generan una atmósfera única, muy distinta al calor agobiante de la superficie romana en verano.

El proyecto incluye la creación de un museo en la parte superior del complejo y una experiencia guiada subterránea que tendrá cupo limitado y contará con accesos para personas con discapacidad. Las visitas estarán diseñadas para proteger tanto a los visitantes como a las delicadas estructuras internas, mientras que una exposición permanente mostrará los hallazgos arqueológicos en su contexto original.

Antonio Collazzo, arqueólogo del equipo, explicó que muchos de los materiales excavados —ollas, herramientas, estructuras metálicas— ya han sido devueltos a los túneles desde los depósitos del Museo Capitolino, donde permanecían almacenados desde investigaciones anteriores. “Para un arqueólogo todo es interesante, pero solo las piezas que aporten valor al recorrido turístico se mantendrán in situ”, afirmó.

La apertura del Grottino del Campidoglio está prevista para finales de 2026 o principios de 2027. Cuando lo haga, Roma sumará a su interminable oferta patrimonial uno de sus tesoros más escondidos: una ciudad subterránea que por siglos albergó vida, comercio y refugio, y que ahora resurge como símbolo de la eterna capacidad de Roma para redescubrirse a sí misma.

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por Andrés Quijano
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