Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Maura Samara Suárez
Según cifras del DANE, en 2024 se registró una caída del 14,4% en la tasa de natalidad, respecto al mismo período de 2023, cuando ya se había observado una disminución del 10,1% comparado con 2022. A nivel mundial, la tasa global de fecundidad se redujo a 1,2 hijos por mujer, frente a los 1,4 hijos de 2022. Este descenso debe preocupar a dos sectores clave: el gobierno y la iglesia.
En primer lugar, el gobierno tiene un papel crucial en esta problemática. La disminución de la natalidad impacta el crecimiento de la población, la fuerza laboral y las pensiones en el futuro. Las mujeres, como las principales encargadas del cuidado de los hijos, son las más afectadas por las cargas económicas. Hoy, un solo salario rara vez mantiene una casa, y las mujeres deben equilibrar su trabajo con el cuidado del hogar y los hijos. Sin un enfoque adecuado, este fenómeno tendráá consecuencias sociales y económicas graves a largo plazo.
Por otro lado, la iglesia también debe abordar esta cuestión, pero de una manera diferente. Recientemente, la iglesia ha comenzado a abordar la baja tasa de natalidad en sus homilías, pero lo ha hecho desde un enfoque erróneo. En el sermón del domingo, se intentóó hacer sentir culpables y pecadoras a las mujeres que deciden no tener hijos, sugiriendo que su única razónn de existir es la procreación. Tachar a las mujeres de pecadoras por no querer ser madres es una forma superficial de presionar a las mujeres a seguir un mandato, sin tener en cuenta sus realidades y decisiones personales.
La iglesia, con discursos desactualizados, esteá alejando a las mujeres modernas. En el Génesis 1:27-28, la Biblia dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, y les mandó: “Sean fructíferos y multiplíquense…”. No pretendo darme de ilustrada ni decirle a la iglesia qué hacer, pero soy una joven mujer indignada por la forma en que se interpreta este pasaje. Dios dejó claro que el hombre y la mujer son iguales, mucho antes de que los derechos humanos los reconocieran como tales. Jesús fue un disruptor para su época, y Dios eligió a una mujer para ser la madre de su hijo. Entonces, ¿por qué la iglesia sigue interpretando las escrituras como si estuviéramos en los años 50 o, peor aún, como si viviéramos en tiempos de Jesús?
La iglesia necesita investigar las razones por las cuales los jóvenes, especialmente las mujeres, deciden no tener hijos. Hoy, un solo salario rara vez mantiene una casa. Los niños deben estudiar en colegios privados, aprender idiomas y tomar un pre-Icfes para ingresar a la universidad, que es costosa. Los padres deben mantener a los hijos hasta los 25 años si están estudiando. Ya no es como antes, cuando a los 18 años se les decía: “usted verá qué hace”. Ahora, los padres deben ser proveedores, y la carga económica es mayor.
El reproche de la iglesia no debe ser dirigido a las mujeres que deciden no tener hijos, sino a aquellos hombres que no asumen responsabilidades en el hogar. Y también debería dirigirse hacia la desigualdad. Las mujeres, al buscar trabajo, son menos probables de ser contratadas si están en edad fértil o embarazadas. Además, el periodo de descanso post-embarazo debería ser igual para ambos padres. ¿Por qué solo la mujer debe encargarse de todo?
Tachar a las mujeres de pecadoras por no querer tener hijos solo aleja a las mujeres de la iglesia y de la espiritualidad. La iglesia necesita evolucionar, adaptarse a los tiempos e indagar.