Resumen
La reforma pensional en Colombia ha sido aprobada bajo presión y procedimientos legislativos erróneos, advierte Rafael Nieto Loaiza. Esta reforma, que costará al estado unos 47 billones de pesos anuales, podría llevar a un colapso financiero y a un aumento en la pobreza.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Como lo advierte el exviceministro de Defensa Nacional, Rafael Nieto Loaiza, en la columna semanal de EL FRENTE, la aprobación de la reforma pensional ‘es una victoria pírrica’, producto del ‘engrase’ a los congresistas del Senado de la República, que arrastraron a sus colegas de la Cámara de Representantes para cometer errores de procedimiento legislativo, aplicando la figura del ‘pupitrazo’ que vicia de nulidad la actuación legislativa.
La norma reglamentaria sobre el trámite de los proyectos de ley estatutaria impone la obligación de debatirlos por separado en cada una de las sesiones plenarias de las dos cámaras legislativas. Por el afán de complacer al príncipe Gustavo Petro, cuyos ministros del Interior y del Trabajo ejercieron toda clase de presiones, el texto acordado tuvo errores de trámite, sobre los cuales tendrá que pronunciarse la Corte Constitucional.
Muchos otros errores, derivados del acoso de los ministros del Interior y del Trabajo para conseguir la aquiescencia del presidente de la República, que ha perdido popularidad según la reciente encuesta de Invamer, hasta descender al 36% su opinión favorable y casi el 60% de opinión desfavorable, lo que hubo fue un reparto de mermelada, para que muchos congresistas cobraran los favores que les habían prometido para mostrar algo positivo de las relaciones entre Congreso y Gobierno.
La Reforma Pensional, tal como fue aprobada, le costaría al estado colombiano alrededor de 47 billones de pesos anuales, es decir, alrededor de dos o tres reformas tributarias por año, lo cual riñe contra la Regla Fiscal, que limita el gasto público al comportamiento de los ingresos reales de la nación, que no tendría como atender el gasto público. Se ha obrado con absoluta irresponsabilidad en el trámite legislativo, cuando el gobierno pretende imponer a la brava una reforma pensional que no tiene respaldo efectivo en las finanzas de la nación y que obligaría al Banco de la República a producir emisiones en papel moneda, sin ningún respaldo en las fuentes financieras que pueden colapsar en poco tiempo.
El gobierno de Colombia ha generado una estampida de las fuerzas del capital que obligó a numerosas empresas a marcharse del país, porque no hay futuro para los inversionistas. Para la muestra un botón: centenares de establecimientos comerciales se han declarado en quiebra y la oferta de vivienda de los estratos cuarto, quinto y sexta categoría, aquí en Bucaramanga, las están ofreciendo por el cincuenta por ciento (50%) de su valor comercial, y no hay quien las compre porque los ricos se fueron del país.
Al presidente de la república habrá que recordarle la frase bíblica según la cual, amigo Petro: ¿Estamos como estamos y tu cortando orejas? No hay confianza en el gobierno que se ha aliado con los países comunistas del mundo, para multiplicar la pobreza absoluta de una nación como Colombia, que era libre y soberana, y que ahora depende de las relaciones con las guerrillas del Hamas en la Palestina y del enfrentamiento con potencias militares y económicas, como Israel, que suprimieron las compras de carbón y de los productos del sector agropecuario, como el limón Taití, que antes exportábamos desde Santander a los Emiratos Árabes, cuyos precios ruinosos aumentan el hambre y la miseria de los campesinos colombianos.