Roberto De Zerbi marcó un precedente en el Marsella tras la pelea en el vestuario
Resumen
La determinación de De Zerbi en Marsella marca un precedente sobre disciplina en el fútbol. Tras un grave altercado entre Rabiot y Rowe, el entrenador optó por suspender a ambos jugadores, priorizando la integridad del club por encima de individualidades.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La conferencia de prensa de Roberto De Zerbi, entrenador del Olympique de Marsella, dejó en claro que el técnico italiano no está dispuesto a tolerar actos de indisciplina en el vestuario, sin importar el nombre ni el peso futbolístico del jugador involucrado. La decisión de apartar a Adrien Rabiot, luego de una violenta pelea con Jonathan Rowe tras la derrota ante el Rennes en la Ligue 1, marcó un precedente en el club y sacudió al fútbol francés.
El incidente estalló en el vestuario después del 1-0 sufrido en la primera jornada del campeonato. Según testigos, el altercado entre Rabiot y el joven inglés Rowe fue tan grave que requirió la intervención de guardaespaldas y médicos. “Nunca había visto algo así. Veía al doctor intentando reanimar a un jugador en el suelo y a otros peleando. Fue una pelea de pub, no de un vestuario profesional”, relató De Zerbi con crudeza.
El entrenador explicó que, junto con la dirigencia encabezada por Pablo Longoria y Medhi Benatia, resolvieron suspender de inmediato a los dos jugadores, declarándolos transferibles como medida disciplinaria. “En un lugar de trabajo, si dos empleados se pelean, el empleador debe elegir entre suspensión o despido. Yo no pierdo mi dignidad por no perder un campeonato. Apoyo siempre al club”, señaló con contundencia.
La frase más tajante de la rueda de prensa fue quizá la que mejor resumió su postura: “No voy a prostituirme por un jugador que nos hace ganar partidos”. Con ello, dejó claro que el Olympique está por encima de cualquier figura, incluso de un internacional francés como Rabiot.
El club, que en el pasado ya había sufrido problemas de orden y autoridad, quiso enviar un mensaje inequívoco sobre la jerarquía y la disciplina. “Antes que los jugadores, está el entrenador y el club. Nadie debe creerse más fuerte que la institución”, recalcó De Zerbi.
El caso no tardó en escalar fuera del campo, luego de que la madre y representante de Rabiot responsabilizara públicamente al Marsella de no contar la verdad sobre lo ocurrido. El técnico respondió con dureza: “En el entorno de Rabiot se dicen cosas falsas. Yo decidí hacerlo capitán, le di más atención que a mi propio hijo. Pero ahora debe asumir las consecuencias”.
Pese al arrepentimiento del jugador, la relación parece rota. De Zerbi aseguró haber actuado incluso con generosidad en el pasado, al ofrecerle su propia casa cuando buscaba dónde vivir. Sin embargo, el entrenador dejó en claro que la decisión no tiene marcha atrás: “Si hubiera sido mi hijo y yo su entrenador, habría hecho lo mismo. A largo plazo, esto será beneficioso para el club”.
Con esta determinación, De Zerbi no solo sentó un precedente en Marsella, sino que reafirmó un principio que suele tambalear en el fútbol moderno: ningún jugador está por encima del equipo.