Resumen
Los residentes de Cabecera en Bucaramanga sufren por la continua contaminación auditiva de bares y discotecas. A pesar de denuncias, no hay control efectivo de las autoridades locales, generando problemas adicionales como microtráfico y peleas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La tranquilidad del barrio Cabecera en Bucaramanga continúa viéndose afectada por la contaminación auditiva generada por bares, discotecas y actividades nocturnas. A pesar de múltiples denuncias de los residentes, la problemática parece no tener solución inmediata, evidenciando una falta de control efectivo por parte de las autoridades locales.
Un video grabado por una habitante del sector, que se viralizó recientemente, muestra el desespero de la comunidad frente a la actividad incesante de los establecimientos nocturnos en la calle 52 con carrera 35 durante la madrugada. En la grabación, la denunciante reclama la ausencia de acciones por parte de las autoridades, mencionando no solo el ruido, sino también problemas adicionales como microtráfico, prostitución, peleas y, en casos extremos, muertes. "El alcalde perdido y los concejales peor. Esa gente no respeta ni siquiera a las autoridades", afirma, dirigiéndose al CAI San Pío para que intervenga.
La Junta de Acción Comunal del barrio ha insistido en la gravedad de la situación, que no se limita únicamente a los fines de semana, sino que también se extiende a los días laborales, alterando significativamente la calidad de vida de los residentes. Además del ruido proveniente de los establecimientos, los habitantes señalan que vehículos con sistemas de sonido potentes y personas consumiendo licor en espacios públicos agravan el problema.
Aunque en diciembre de 2024 se aprobó la ‘ley contra el ruido’, que promete sanciones más estrictas y herramientas para formular una Política de Calidad Acústica en el país, los residentes afirman que en Cabecera los controles no han mejorado. Esta legislación busca abordar el ruido como un problema de salud pública, dado su impacto negativo en el bienestar físico y emocional de las personas. Sin embargo, la falta de operativos contundentes en Bucaramanga evidencia un vacío en la implementación local de esta normativa.
El problema es especialmente frustrante para los residentes de Cabecera, quienes pagan elevados impuestos prediales, pero no ven reflejado un compromiso institucional para garantizar su tranquilidad. Ante este panorama, la comunidad exige a la Alcaldía de Bucaramanga y demás autoridades competentes que adopten medidas más estrictas contra los establecimientos infractores e implementen operativos eficaces para devolver la paz al sector.