Santander apuesta por la inclusión de jóvenes con síndrome de Down

El pasado viernes 21 de marzo, la Gobernación de Santander conmemoró el Día Mundial del Síndrome de Down con una actividad cargada de significado, empatía y reivindicación. En articulación con la Oficina de Pasaportes, la Secretaría Administrativa y la Primera Dama, la Secretaría de Desarrollo Social lideró una jornada en la que 25 jóvenes con síndrome de Down, provenientes de distintas fundaciones del departamento, asumieron por un día los roles de funcionarios públicos. Desde la atención al usuario hasta la entrega de pasaportes, estos jóvenes demostraron que sus capacidades son tan reales como sus sueños y su deseo de aportar a la sociedad.

“Queríamos hacer una actividad significativa, no solo conmemorativa. Por eso decidimos intercambiar roles por un día, para que estos chicos pudieran tener una experiencia laboral real, y para que los ciudadanos los vieran en acción”, explicó Marisol Pinzón Sierra, secretaria de Desarrollo Social de Santander. La actividad contó con la participación de la ciudadanía, que no solo aplaudió la iniciativa, sino que se mostró receptiva y conmovida al interactuar con los jóvenes.

Tras la jornada simbólica, los participantes compartieron un espacio lúdico y de integración en Starbucks del Centro Comercial Cacique, donde también estuvo presente la primera dama del departamento, Victoria Casallas, quien ha sido una aliada constante en las acciones orientadas a la inclusión. “Ella siempre está liderando, acompañando estas actividades. Es un respaldo muy importante para todo este proceso”, agregó Pinzón.

Ruta de la Recreación

La conmemoración no fue un acto aislado. Hace parte de una estrategia sostenida de inclusión que la Secretaría de Desarrollo Social viene impulsando desde el año pasado. Entre las iniciativas destacadas está la “Ruta de la Recreación”, que permite a personas con discapacidad, incluidos jóvenes con síndrome de Down, disfrutar de actividades turísticas y recreativas en sitios como Panachi o Topocoro, siempre en compañía de sus familias. “Son espacios para compartir, para fortalecer vínculos y para demostrar que ellos tienen derecho a disfrutar la vida como cualquier otro ciudadano”, señaló la secretaria.

Pero más allá del esparcimiento, la apuesta fuerte está en abrir caminos hacia la empleabilidad. Según explicó Pinzón Sierra, desde la Gobernación se avanza en un proceso para vincular laboralmente a jóvenes con síndrome de Down que hayan sido previamente capacitados y cuenten con las habilidades necesarias. La idea es incorporarlos en tareas de atención al usuario, servicio al cliente o actividades administrativas, según sus competencias e intereses. “Esto no es solo decir ‘sí a la inclusión’, sino hacerla realidad. No es suficiente con no excluirlos: hay que brindarles oportunidades laborales, hacerlos sentir útiles, parte activa de la sociedad”, subrayó.

Para garantizar el éxito de esta estrategia, la Gobernación trabaja de la mano con fundaciones que llevan procesos formativos con estos jóvenes. Son ellas quienes certifican las capacidades de cada uno y los perfilan según sus habilidades. La secretaria resaltó que, aunque el número de cupos es limitado, debido a los recursos disponibles, la convocatoria será abierta y buscará, en lo posible, incluir también a personas que no estén vinculadas a una fundación, siempre que hayan pasado por procesos de formación.

“Hay chicos muy capaces, incluso algunos ya trabajan en cafeterías o empresas privadas. Una de ellas lleva más de un año laborando y lo hace con excelencia, porque encontró un espacio acorde a sus habilidades. Eso queremos replicar”, explicó Pinzón. Para estos jóvenes, el empleo no solo representa un ingreso económico, sino la posibilidad de tener un proyecto de vida, de sentirse valorados y respetados en un entorno que, durante mucho tiempo, les ha negado esas oportunidades.

La mayor barrera es la indiferencia

La funcionaria insistió en que las verdaderas barreras no están en las personas con discapacidad, sino en la indiferencia social. Por eso hizo un llamado a las empresas públicas, privadas y descentralizadas para que se sumen a esta campaña de inclusión activa. “No se trata de caridad ni de cumplir una cuota, sino de reconocer que todos tenemos talentos distintos y que la diversidad nos enriquece como sociedad”, dijo.

Además, recordó que la discapacidad no se limita al síndrome de Down. Existen personas en sillas de ruedas, con movilidad reducida o discapacidades sensoriales, que cuentan con formación universitaria, posgrados y competencias técnicas, pero que son excluidas del mercado laboral por prejuicios y estigmas. “Hay que dejar de ver la discapacidad como una carga y empezar a verla como una oportunidad de construir una sociedad más justa y equitativa”, puntualizó.

La jornada conmemorativa del Día Mundial del Síndrome de Down fue, en palabras de la funcionaria, “una actividad muy emotiva, muy bonita”. Pero también fue una declaración de principios: en Santander, la inclusión no es un discurso, es una tarea en marcha. Con pequeños actos simbólicos, procesos de formación y acciones concretas para la vinculación laboral, se está construyendo un departamento más humano, donde todos tengan un lugar.

“Ellos caminan como nosotros, sueñan como nosotros, y lo único que los diferencia de nosotros es su exceso de amor”, concluyó Marisol Pinzón. Y quizás, en ese amor sin condiciones, está la mayor lección que pueden enseñarnos.