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Se necesita DEPURAR el Congreso de la República

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Resumen

El gobierno de Gustavo Petro enfrenta críticas por su gestión administrativa y políticas como la 'Paz Total'. La corrupción en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y en el Congreso de Colombia destaca por el reparto de fondos públicos para comprar influencias.

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En el infinito mundo de sus equivocaciones y de sus desvaríos, el gobierno del presidente Gustavo Petro empieza a sentir el fracaso de su gestión administrativa, a pesar del empeño de comprometer cuantiosos recursos de la nación para el reconocimiento de subsidios a más de tres millones de personas, que nunca aportaron para el sostenimiento de la salud y de la seguridad social. La política de ‘Paz Total’ se convirtió en una iniciativa fracasada para conceder amnistías e indultos a los peores criminales que haya tenido la nación, muchos de los cuales pasaron a ocupar los cargos de ‘Gestores de Paz’, como lazarillos al lado del gobierno, sin cumplir con las bases mínimas del arrepentimiento de los hechos criminales, donde han sacrificado la vida de millares de compatriotas en los últimos años.

La guerra civil en la región de El Catatumbo, atribuida a una guerrilla multinacional del ELN que sigue las orientaciones de la dictadura de Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello Rondón en la vecina república de Venezuela, con la consecuencia del desplazamiento masivo de campesinos, cobra factura por los estragos de la confrontación, en la cual han muerto centenares de personas y muchas familias han tenido que ubicarse en los centros poblados, abandonando sus fincas, sus labranzas y sus territorios, como parias de una confrontación entre bandidos que quieren tomarse la zona oriental del país.

El asqueroso episodio de la plata que se robaron en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, donde la presidencia de la república y dos de sus ministros ordenaron girarles aportes a las guerrillas del ELN para su sostenimiento y para el pago de sobornos a los congresistas que debían apoyar la plataforma legislativa, constituye la manguala más asquerosa de nuestra raquítica democracia. El presidente del Senado recibiendo tres mil millones de pesos en dinero efectivo y el presidente de la cámara de representantes haciéndole el mandado a sus colegas para repartirles mil millones de pesos.

El cónclave que propuso el ex ministro Luis Fernando Velasco, en estrecha alianza con su colega de hacienda y con el exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, donde se repartieron alegremente los dineros de las obras públicas para comprar la conciencia de varios congresistas, rebela el grado de concupiscencia que se mueve en los recintos palaciegos del Capitolio Nacional de Colombia. Unos vagabundos que devengan como ‘Padres de la Patria’ cincuenta y dos millones de pesos mensuales, -- inmorales y ahítos de poder --, fueron capaces de entregar el alma al diablo, para doblegar la voluntad del parlamento colombiano, que reunía a las mayorías parlamentarias, antes de mostrarles las bolsas repletas del dinero mal habido con el cual les pagaron sus votos a varios miembros de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes para absolver al primer mandatario. ¡El Capitolio Nacional no puede seguir siendo el nido de rufianes, que se enriquecen a punta del asqueroso tráfico de influencias, que ronda las oficinas administrativas del organismo legislativo, que se ha convertido en una ‘Cueva de Rolando’...!

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