Señor Empresario

Leo, en un pequeño documento de información de técnicas de ventas, una pregunta que formula: Cual es la mejor hora, ¿para ir al supermercado a adquirir los alimentos para llevar a su hogar? La respuesta no está relacionada con el tiempo u horario, es decir mañana, tarde o noche, sino con su estado mayor o menor de ansias de comer, es decir con su estado de hambre. Si usted está lleno, no tiene hambre, o tal vez poquita hambre, y de seguro que su mercado se reduce en un porcentaje muy representativo de lo que quería comprar en cantidad de adquisición, así, lleve su lista de artículos. Por el contrario, si sales de la oficina, cansado, con unas tremendas ganas de comer, es muy factible que su compra se eleve en proporciones altas, pensando no en ocho días, sino en quince o más tiempo. Las cafeterías, siguiendo este ejemplo, en los supermercados, deben estar instaladas en el fondo del local, en el segundo piso o en cualquier lugar a donde se llegue después de adquirir los alimentos.

Cosa casi igual, es la conducta del ser humano. Si usted paga por anticipado un contrato al 100% o un porcentaje alto, es seguro que su contratado ya se ha llenado, ya no tiene hambre y por supuesto, las ganas de trabajar, de hacer las cosas bien, de entregar el producto a tiempo, la filosofía del buen servicio, queda en el inconsciente, como que ya no llama la atención. Se aplica, y es un refrán muy popular, sobre todo en el aspecto deportivo, que el atleta, tiene hambre de gloria, que no solo, es el honor de ganar, sino conquistar la riqueza del dinero, que lo sube en su estrato humano individual y colectivo.

El hambre, es la motivación, para alcanzar los logros. Recordemos siempre, que los premios se pagan al final de la competencia. Pero tienen que pagarse. Si no se hace, esto es , que después de cumplir con la jornada de trabajo, la ejecución de obra, la terminación del excelente partido, no se entrega ese alimento , se pierde la credibilidad como patrono, como empresario o como director de cualesquiera sean los eventos que se tengan en proceso. Y si se pierde la credibilidad, se pierde la confianza, y se le quieta a la persona esa hambre de llegar a la excelencia.

El hambre, es una fuerza motivadora, llámase fisiológica o espiritual. Recuerden esas expresiones, un poco a veces, no muy ortodoxas. “Le tengo hambre a ese Carro”, “le tengo hambre a esa finca”, “le tengo hambre a esa mujer”. O aquella que dice: “Esa papa yo me la como”. Algunos profesionales de estos temas, la llaman, el motor que se tiene, para cumplir el deseo, la meta, la realización. Tengamos, entonces, hambre de amor y servicio para con nuestra familia, nuestras empresas y la humanidad. No seamos competitivos, sino en el deporte, porque el deseo de ganar es mío. En la competencia por la vida debemos ser solidarios con el hambre de todos.

*Contador público. Asesor empresarial.