Resumen
La Rebelión de los Comuneros en 1781 en el Departamento de Santander, Colombia fue un levantamiento contra las leyes y altos impuestos impuestos por España. No buscaba la emancipación, sino cambios significativos en la normativa española.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Recordemos que la rebelión de los Comuneros se presenta en 1781, hace 243 grupos de doce meses, dos años antes del nacimiento del gran libertador venezolano, Simón Bolívar, que nace un 24 de julio de 1783 en Caracas, y que llegó a ser presidente de Colombia, llamada en 1819, Nueva Granada.
Se da como fecha de grata recordación un día como hoy, 16 de marzo de 1781 (viernes), en donde se conmemora la “Rebelión de los Comuneros”, que es un levantamiento armado por mucha gente del Departamento de Santander, Colombia, mencionando entre otras poblaciones, Socorro, Charalá, Simacota, Mogotes y otras tantas, incluyendo criollos con algo de plante, indios y negros. Se dice Rebelión y no revolución, porque la manifestación iba encaminada a que se hiciera cambios de leyes, de normas, sobre todo de las grandes imposiciones de impuestos, la no siembra de tabaco y la no producción de aguardiente, para favorecer, que esto lo hacia España directamente.
No era una emancipación de España al estilo “fuera Petro”. Tan es así que Manuela Beltrán grita en el Socorro, viva el rey, muera el mal gobierno. Igualmente, los hijos de españoles nacidos en la Nueva Granada, ya pedían una curul en la burocracia, dado que para esta época y con el fin de cumplir los mandatos, ponen en el gobierno mucha gente venida de España, echando a los nacidos aquí, y que eran comandados por un tal Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, el cobrador de impuestos que dependía directamente de la corona del rey Carlos III de Borbón. Este funcionario era conocido como el REGENTE. Esta manifestación al decir de hoy, no era más que un honorable pliego de peticiones.
La revuelta sale del Socorro con más de 4.000 hombres y es neutralizada en Zipaquirá por el Virrey y arzobispo Antonio Caballero y Góngora, quien firma conjuntamente con los rebeldes los más de treinta ítems a los cuales se comprometía a cumplir. El regente Gutiérrez de Piñerez, con el rabo entre las piernas, sale defecado del susto para Cartagena montado en su caballo a puro pelo y ni por la silla volvió. Caballero y Góngora era más aficionado a la religión, a las artes, que ser un gendarme y echar mano a sus fierros. Por eso dijo listo y firmó. No así el virrey de Cartagena que si mandó todo un ejercito para aplastar este levantamiento e incumplir todo lo que se había pactado. Hay que saber que esta protesta la encabezan Juan Francisco Berbeo y Juan Agustín Niño Álvarez.
Después de octubre de ese año (1781), José Antonio Galán, Isidro Molina, Manuel Ortiz y Lorenzo Alcantúz, ven que no van a cumplir, se alzan en armas y son aplastados por un ejercito español ya vigorizado con el refuerzo de Cartagena. Son sacrificados y sus cuerpos esparcidos en jaulas para ser mostrados en las plazas de los pueblos más representativos. Esto nos deja la enseñanza que no se debe decir, que lo malo son los mandos medios, son de la cabeza principal en adelante. Por eso la sociedad de hoy, es contundente: fuera Petro.
*Contador público. Asesor empresarial.
