Resumen
La política ambiental y minera en Bucaramanga se enfrenta al Decreto 0044 que trae nuevas restricciones. La comodidad de discursos populistas se desafía, afectando el control territorial y los derechos de las comunidades locales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Reynaldo Pérez
La minería, la protección del capital ambiental santandereano ya hacen parte de ancestrales relatos que nacieron gracias al hallazgo del precioso metal; también ciudades como Bucaramanga hacen parte de ese relato, ya que cómodamente vivimos del preciado liquido que el territorio generosamente también nos da. Los relatos de conservación y preservación son de todos los “colores” y sabores, pero el relato es distinto cuando escuchamos a quienes quieren salvar al mundo sacrificando el capital cultural y humano de Soto Norte, es un discurso que venimos escuchando desde el año 2010, donde un gobernador de la época, ‘viejo zorro’ que hacia lo “políticamente correcto”, en un discurso populista se oponía a que la entonces multinacional canadiense Gray Star hiciera presencia en el territorio.
Con lo invasivo que era el proyecto yo también habría dicho que no, pero la manifestación de la voluntad de ese ‘viejo zorro’, se dio gracias a una manifestación popular histórica, en el año 2010 ríos humanos transitaban por las principales calles de la Bucaramanga, que hasta ese día no se habían dado cuenta que parte del agua de la ciudad llegaba de los nacimientos de tan imponentes montañas, capital ambiental que históricamente han cuidado los paramunos, pero para los habitantes de Bucaramanga era intocable, como si el paramo se pudiera cuidar desde la ciudad, ahí, ese día empezaron se construyó un relato para enfrentar a paramunos y bumangueses.
La comodidad de la ciudad es perfecta para criminalizar la actividad minera de la comunidad paramuna, en Bucaramanga fueron pocos los que convivieron con el frente Claudia Isabel Escobar Jerez del (ELN), Ejercito de Liberación Nacional, o con el bandido del (EPL) Ejercito de Liberación Popular que en la Y de Santa Cruz de la Colina y la Costa Atlántica en el año 1998 bajaba a una señora de un Renault 4 y mandaba a su esposo a buscar un millón de pesos para ser liberada, la toma guerrillera en el municipio de Vetas a comienzos de la década de los noventa donde se debió reconstruir medio pueblo, o los dos tomas guerrilleras en menos de quince días en el municipio de california, con esto siempre ha convivido el territorio de Soto Norte, en Bucaramanga a veces ni leían la noticia.
El territorio sobrevivió a la violencia del conflicto armado, pero sigue siendo sometido a la violencia administrativa, las instituciones del Estado en cabeza de ministerios y autoridades ambientales, no permiten que estas comunidades puedan ejercer plenamente sus derechos, para ello se han inventado delimitaciones, monitoreos integrales, líneas de paramo, actos administrativos que deben ser concertados, pero que según el último informe del ministerio público, el tema tiene mas cara de desacato a una sentencia de tutela, acción constitucional que le da prelación a la comunidad.
Ahora el relato ha cambiado y por una sencilla razón, el ministerio trajo al territorio el Decreto 0044 del 30 de enero del 2024, "Por el cual se establecen criterios para declarar y delimitar reservas de recursos naturales de carácter temporal en el marco del ordenamiento minero-ambiental y se dictan otras disposiciones", acto administrativo que también limita parte de Bucaramanga.
Con esto se acaba la comodidad del relato populista con el que se han conseguido credenciales al congreso, concejos y asambleas, el no saber que hacer con su territorio en términos legales, también se va a convertir en pan de cada día en la ciudad de Bucaramanga, acto administrativo del cual se va a bajar más de un relato populista, que se dan golpes de pecho por Bucaramanga. Quiero verlos peleando por los derechos de los corregimientos 1 y 2 de la ciudad.
