Resumen
El artículo critica la supuesta simpleza con la que el estado colombiano promulga leyes y decretos. Este enfoque, argumenta, ha llevado a medidas contraproducentes y absurdas en ámbitos como el orden público, la economía y el medio ambiente.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Frecuentemente, ante circunstancias graves se responde con verdadera simpleza y en esto el Estado Colombiano ha sido especialmente propenso a esta clase de actitudes, hace poco tiempo, ante una gran marcha de protesta el Primer Mandatario decidió declarar un día cívico para tratar de sabotear dicho evento.
Ante la oleada de delitos que afectan al pueblo de Colombia, el Ministro de Justicia propuso quitarle el carácter de delito a actos tales como el incesto. Con esa clase de criterios, el asesinato puede convertirse en eutanasia.
La simpleza y la ligereza en expedición de leyes y decretos tiende a convertir gran parte de la legislación en una colección de fruslerías y disparates. Un ejemplo de esto es el impuesto a los avisos de publicidad en vallas y paredes, esto ha llevado a que múltiples pequeñas y aún medianas empresas industriales y comerciales, aparezcan como bodegas o depósitos innominados, lo cual les da un aspecto gris e impersonal a las áreas de manufactura liviana.
Esto sin contar la prohibición de avisos luminosos, los cuales les aportan vida y vistosidad nocturna a múltiples centros comerciales en diversas ciudades del Mundo, al mismo tiempo que el Gobierno tolera la imposición de toda clase de afiches y mamarrachos que afean y vulgarizan las paredes de las ciudades.
Un aspecto en el cual se ha evidenciado la simpleza y quizás bobería del Estado Colombiano, es el orden público y esto ha sido muy perjudicial para el País, una política de apaciguamiento, amnistías, prebendas para unos bandoleros rurales que han asolado extensas áreas de País por más de cincuenta años.
Esto ha llevado a Colombia a ostentar el triste récord de ser el único país del Mundo con “guerrillas” activas. Los únicos desamparados han sido las víctimas de esa violencia absurda. Algo que ha sido aberrante, es la oferta de un millón de pesos a los atracadores urbanos juveniles, una forma simple pero efectiva para fomentar el delito.
En algunos aspectos económicos, la simpleza ha adquirido extremos ridículos, que Colombia se proclame defensora a ultranza del medio ambiente, siendo un país pobre y estancado es algo delirante.
La protección obsesiva del medio ambiente se tornado un obstáculo para el desarrollo económico, se pretende cancelar la minería, actividad que es básica para el desarrollo de la industria manufacturera. Simplemente un retroceso a épocas anteriores a la edad de piedra. ¿Hay racionalidad en eso?
Con una simpleza absoluta, el País se ha sometido a una serie de acuerdos internacionales que carecen de una base científica seria y a la presión de numerosas Organizaciones No Gubernamentales muy poco confiables, aceptando conceptos absurdos tales como la eliminación del CO2 en la atmósfera.
La simpleza y el desconocimiento hacen que en Colombia se acepten conceptos absurdos tales como la riqueza hídrica de los páramos, criterio absolutamente desvirtuado por el Estudio Nacional del Agua producido por el Ministerio del Medio Ambiente.
La simpleza permea muchos aspectos de la vida nacional, en la última reforma tributaria, el gobierno decidió subirles los impuestos a alimentos que consideraba nocivos para la salud tales como el azúcar, una imposición absurda y abusiva. Como se puede ver la simpleza llegó hasta los platos de comida.
La simpleza ha legado hasta aspectos nimios, por ejemplo, en Bogotá se exige bajo pena de multa, que los pasajeros de los taxis que van en el asiento trasero usen cinturón de seguridad, esto cuando el tráfico en esta ciudad transcurre a poco más de 10 kilómetros por hora y la posibilidad que un pasajero de asiento trasero salga herido en un accidente es literalmente imposible.
Si se examinan temas tales como licencias de construcción, producción de alimentos, licencias de explotación petrolera o minera, cría de animales y otras múltiples actividades, la simpleza alcanza alturas estratosféricas.