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Un enfoque visual de la economía

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Resumen

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Por: Edgar Julián Muñoz González

Somos una civilización que se mueve cada vez más en un entorno visual. El pensamiento y la creatividad intelectual están quedando atrás, mientras producimos y consumimos imágenes de forma compulsiva y automática. Esta realidad no puede pasarse por alto, ya que influye directamente en el comportamiento de los individuos y, por ende, en la economía.

El legendario fotógrafo Robert Capa decía que “si una foto no es lo suficientemente buena es porque, quizás, no estabas lo suficientemente cerca para tomarla”. No hace falta recurrir a trucos para hacer fotos; no tienes que hacer posar a nadie ante la cámara. Las fotos están ahí, esperando que las hagas. La verdad es la mejor fotografía, la mejor propaganda. Esta afirmación tiene mucho sentido porque, en la economía, es parecido.

En la macroeconomía se centran los cambios de la producción, la inflación, las tasas de interés, los tipos de cambio y la balanza de pagos. La reducción de la pobreza, la equidad social y el crecimiento sostenible son solo posibles con políticas económicas sólidas, responsabilidad del Ejecutivo. Sin embargo, nuestro presidente parece más enfocado en hablar ante una cámara buscando la mejor pose y haciendo trucos, olvidando que las herramientas están ahí para mejorar la economía nacional. Insiste en la liquidación de la industria petrolera y cualquier cosa que huela a gas.

Actualmente, atravesamos un periodo de incertidumbre con vientos de recesión en Europa y Estados Unidos; problemas que afectarán el comportamiento consumista de los próximos años. El inconveniente está en patrocinar consuelos esperanzadores, buscando una salida basada en la fe y no en la realidad que nos acontece. Dios nada tiene que ver con la economía; es responsabilidad del presidente, encargado de la política económica del país.

Sin embargo, el juego está marcado y las señales son claras, solo que hay un rechazo a la realidad mundial buscando gastar en programas que poco aportarán al futuro inmediato y que nos hundirán en el pantano de la recesión del cual será muy difícil salir. Para ver la realidad de Colombia toca acercarse más, como tomando una buena fotografía, y esa es la microeconomía. La microeconomía es la que más importa porque es el día a día de cada uno de nosotros.

Entendemos que no es posible movilizar alimentos ni subir las trochas nacionales con un carro eléctrico, mucho menos una mula eléctrica. La macroeconomía es buena para hablar en reuniones y presumir con tecnicismos para mostrarse interesante e inteligente: algo que disfruta hacer nuestro Ejecutivo con un equipo de neuronas inservibles, que trabajan para probar que el agua moja y no encuentran la respuesta porque las pruebas las hacen con arena. Y cada 15 minutos sale a contradecir lo que dijeron esas neuronas recalentadas.

No obstante, las imágenes fotográficas son un lenguaje, así como las predicciones económicas que llegan a donde las palabras no pueden, transmitiendo valores, creencias y conductas. A lo largo de la historia, las imágenes han creado pensamientos; quien conoce el poder de las imágenes puede controlar pensamientos e ideas. Por eso, la fotografía es una extraordinaria herramienta para tratar aspectos culturales y sociales. La alfabetización económica es necesaria para aprender a observar y percibir el mundo con conocimiento crítico, pero también para crear imágenes con significado que nos hagan sentir verdaderamente libres, y la libertad solo puede ser real logrando una emancipación económica. Eso es imposible si se deja de producir.

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