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Resumen

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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Cada vez que intento dibujar a mi Colombia con tintes de romanticismo, suceden más cosas predecibles que impredecibles y realmente fantásticas. ¡Increíbles podría decirse!

De todas estas maravillas me entero gracias a las redes y en los medios que generalmente consulto, seguro, de que también puedo desenvolverme en la edición de imágenes, creando memes, y hasta escribiendo barrabasadas. Todo esto lo ofrece la virtualidad y ahora la Inteligencia artificial. ¿Una de las mayores riquezas de nuestro país? ¡La creatividad!

Los colombianos somos recursivos y esto se abona gracias a las necesidades que nos obliga a inventar, restaurar, modificar, y utilizar cualquier medio para un fin o para salir de un afán y meternos en otro. ¡Así estamos!, llenos de afanes.

El desorden social, la inseguridad, el temor que está despertando el tema de la salud, la violencia, las victimas que aparecen de todas partes y por montones, así como las otras víctimas que ni se atreven a asomar sus narices por miedo a revictimizarse. Existen personas que ignoran las dimensiones de lo que estamos viviendo, también hay quienes permanecen indiferentes, y no faltan quienes aplauden este desorden que, aunque no es tema de locos, nos estamos acercando.

La desinformación que está invadiendo las redes sociales por el “periodismo” irresponsable se ha convertido en una amenaza pública por el contenido intimidante que solo intenta dividir la opinión de los colombianos, y de paso desviar la verdadera situación que estamos enfrentando, convirtiéndonos en otra nueva víctima de las tantas que resultan por el conflicto social, armado, político, del abuso emocional, maltrato intrafamiliar, etc. La desinformación ha tomado ventaja, y ahora esa poderosa “violencia informativa” está generando depresión, ansiedad, angustia en las nuevas víctimas de la información por el mal llamado “periodismo”.

No es extraño encontrar estrategias publicitarias diseñadas en tonterías de importantes protagonistas y personajes públicos con el único propósito de generar opinión y distraernos, pero de ahí no pasa, y mientras tanto, los tontos caemos en ese juego de burla y a nuestras espaldas pasa de todo y aquí no pasa nada.

Sucede con frecuencia que llegan mensajes simpáticos, críticos, ofensivos y reflexivos que divulgamos sin verificar su contenido y seriedad, sin tomarnos la molestia corroborar dicha información e inocentemente la reenviamos a nuestros contactos.

La industria de la comunicación malintencionada se ha convertido en un tipo de violencia que ha logrado posicionarse gracias a nosotros mismos, porque somos los encargados en reenviar y divulgar el chisme de una noticia, pero ignoramos quienes son los favorecidos en estos despliegues publicitarios (por llamarlo así amablemente).

Miremos cuidadosamente si nos hemos convertido en nuevas víctimas del poderoso conflicto publicitario que resulta de palabras, imágenes, audios y videos totalmente bélicos que solo pretenden irrumpir la paz y la verdad, aunque ésta no es absoluta de nadie.

“La guerra de los contenidos” se ha convertido igualmente en una comedia que tiene como propósito arrebatarnos atención de nuestra ignorancia e ingenuidad para crear su propia fama generando más dudas de las que existen, o desconocemos por la falta de la verdad y manipulación de la misma.

La imprecisa comunicación de las redes ha generado industrias que venden información degenerada y terminamos preguntándonos lo mismo. ¿Será esto cierto?

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