Resumen
México se prepara para las elecciones presidenciales, donde Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez compiten por ser la primera presidenta del país. Se enfrentarán a desafíos significativos de economía, violencia y relaciones internacionales en un contexto altamente polarizado.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
México se encuentra en un momento histórico al elegir este domingo a su primera presidenta. Las candidatas principales son Claudia Sheinbaum, una física e ingeniera ambiental reconocida por su trabajo en políticas de eficiencia energética y promoción científica, y Xóchitl Gálvez, una ingeniera de sistemas de origen indígena que superó la pobreza y lanzó exitosas compañías tecnológicas tras obtener una beca universitaria.
Sheinbaum, de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia, promete un gobierno continuista basado en el legado de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Gálvez, de la alianza opositora Fuerza y Corazón por México, se presenta como una alternativa, enfocándose en la desmilitarización, la construcción de una cárcel de máxima seguridad y la devolución del carácter civil a la Guardia Nacional.
En las encuestas, la diferencia entre Sheinbaum y Gálvez se ha reducido, pero Sheinbaum mantiene una ventaja con un 53% de apoyo frente al 36% de Gálvez. Este proceso electoral también es significativo porque 98 millones de personas están convocadas para renovar los 628 escaños del Congreso y más de 20,000 cargos locales.
Las elecciones se llevan a cabo en un clima de violencia política sin precedentes, con 25 aspirantes asesinados según cifras oficiales, aunque organizaciones independientes como Integralia documentan 34 casos. La seguridad es el principal desafío para la nueva presidente, con la estrategia pasiva de Manuel López Obrador permitiendo la consolidación de grupos criminales en el país.
Manuel López Obrador, que deja la presidencia con una aprobación del 66%, enfrenta críticas por su estilo autoritario y por no haber reducido las tasas de criminalidad. También deja pendientes reformas ambiciosas y cuestionadas, especialmente en el ámbito administrativo federal, judicial y electoral, que representan un riesgo para la democracia según algunos analistas.
Cristian Castaño, director del Centro de Estudios Estratégicos de México, advierte sobre la erosión democrática y los riesgos de una autocracia con las reformas propuestas por Sheinbaum, mientras que Horacio Jiménez, editor de El Universal, resalta el desencanto con el modelo democrático, exacerbado por la influencia del crimen organizado.
La capacidad de maniobra de la nueva presidenta dependerá en gran medida de los resultados del Congreso. Según Edmundo Sandoval de Control Risks México, será difícil avanzar en las reformas constitucionales sin una mayoría en el Congreso.
El próximo gobierno también enfrentará retos económicos significativos. Manuel López Obrador sacrificó el equilibrio de las finanzas públicas con un generoso gasto social, afectando el presupuesto nacional y dejando un déficit fiscal que su sucesora deberá gestionar, posiblemente a través de la inversión extranjera.
Sheinbaum, aunque cercana a AMLO, ha mostrado un enfoque pragmático y ha tendido puentes con el sector privado durante su campaña. Sucesoras de Manuel López Obrador también deberán gestionar las tensiones diplomáticas que él dejó, incluyendo relaciones deterioradas con países como Perú y Ecuador.
En resumen, la próxima presidenta de México tendrá que abordar la violencia, la economía, y las relaciones internacionales, con el desafío adicional de mantener o reformar las políticas del gobierno saliente en un entorno político y social altamente polarizado.
