Una misión desde la Sierra Nevada que llega a Santander
Resumen
Will Freddy Nieves Noriega busca sanar a la sociedad desde Santander con el programa Unvira Tayrona, inspirado por la sabiduría ancestral de la Sierra Nevada. Este proyecto une el conocimiento espiritual y el apoyo institucional, centrando su enfoque en el agua como matriz vital.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)En medio del ritmo cotidiano de Bucaramanga, una voz ancestral irrumpe con fuerza y serenidad. Will Freddy Nieves Noriega, un colombiano adoptado por la sabiduría indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta, ha llegado al oriente del país con un mensaje profundo, una misión espiritual y una propuesta de transformación social que tiene como epicentro el agua, la vida y el orden constitucional legítimo.
Aunque no es indígena de nacimiento, Will Freddy vivió durante nueve años un proceso de peregrinaje y formación interna con cinco pueblos originarios de la Sierra, siendo los koguis y, especialmente, los Arhuacos, quienes lo acogieron y lo certificaron como emisario de su conocimiento y propósito. Su propuesta es contundente: implementar el programa Unvira Tayrona, el guardián del agua, una iniciativa que articula el saneamiento espiritual, individual y colectivo con la reconstrucción del tejido social y la legitimidad del Estado, desde las raíces más profundas de nuestra historia cultural y espiritual.
Un programa que busca sanar desde el agua

El programa Unvira Tayrona plantea una tesis de transformación basada en la neurogénesis relativa elemental alternativa, una propuesta epistemológica que combina economía, ciencia, fe, filosofía y la historia universal. Esta visión se fundamenta tanto en las sagradas escrituras como en la ley del origen: normas, criterios, usos y costumbres ancestrales que han regido la vida de las culturas milenarias de la Sierra Nevada. En palabras de Will Freddy, "la cultura tayrona es una ciencia universal", y su misión es restablecer el orden constitucional legítimo a la luz de un verdadero Estado social de derecho.
A través de esta cosmovisión, se busca comprender la raíz de las guerras, los conflictos y las crisis ambientales actuales. La solución, insiste, no puede venir solo desde lo técnico o lo político, sino desde una comprensión espiritual del mundo. Y en el centro de esa visión está el agua. "El agua es la matriz de la vida en la tierra, y también el origen del conflicto. El mal uso del recurso hídrico ha deteriorado nuestra relación con el territorio, generando desequilibrios que hoy se manifiestan en múltiples crisis", afirma.
Para llevar a cabo este propósito, Unvira Tayrona espera impactar a 400.000 personas en distintas regiones del país, con acciones pedagógicas, espirituales e institucionales que impulsen un proceso de sanación. El enfoque no es aislado ni místico: se propone una articulación entre la sabiduría ancestral y las instituciones del Estado, en un camino de concertación legítima.
Concertación y acompañamiento: un asunto de Estado
Will Freddy ha realizado más de 100 gestiones ante instituciones del orden nacional, incluyendo la Procuraduría General de la Nación y la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio del Interior, quienes han reconocido el carácter prioritario de esta iniciativa. No obstante, el avance del programa depende ahora de la concertación con las tribus y del apoyo logístico e institucional para consolidar una estructura organizacional que respalde el despliegue del proyecto.
"Necesitamos mover un equipo interdisciplinario de 40 personas y un consejo de autoridad conformado por 48 mamos, que son las autoridades espirituales de la Sierra. Ellos son quienes tienen la facultad legítima para tomar decisiones tras analizar los códigos elementales de la naturaleza", explica. Esta estructura no busca imponer saberes, sino dialogar con las distintas formas de conocimiento para sanar el territorio y guiar una transformación ética desde lo local hacia lo universal.
En ese sentido, Will Freddy insiste en que esto no es un asunto exclusivo de los pueblos indígenas. "Esto es un asunto de Estado. De las instituciones, de la familia, de la sociedad entera. Y debe ser acompañado por una comunicación social seria, ética, clara y objetiva", señala.
La llegada a Bucaramanga: ética, claridad y un llamado al periodismo responsable

¿Por qué Santander? ¿Qué lo trae a esta tierra? La respuesta no es política ni logística. "Me trajo el espíritu del agua", responde con serenidad. Pero más allá del simbolismo, Will Freddy reconoce en el oriente colombiano una oportunidad singular para avanzar en su misión. "Siento que en Bucaramanga hay un mayor manejo de la ética institucional. No es adulación, es una percepción construida con los años. Yo trabajé con carros, y siempre tuvimos la impresión de que el tránsito de Bucaramanga era muy serio, muy riguroso", comenta.
Esa percepción de rigor y claridad lo impulsó a traer su propuesta a Santander. Busca el respaldo de una institucionalidad transparente y, sobre todo, de un periodismo que se comprometa con la verdad. "Queremos una comunicación clara, objetiva, imparcial, que no se sesgue hacia un solo sector de la sociedad, porque este es un proyecto universal", subraya.
Will Freddy ha vivido en distintas regiones del país: en el Caribe, en Antioquia y en los Santanderes. A cada lugar le reconoce una enseñanza, pero es en el oriente colombiano donde siente que puede germinar una transformación ética y organizacional de fondo. "El santandereano es claro, específico, directo. Eso me genera confianza. Siento que desde acá podemos construir algo grande", afirma.
Un llamado a sanar: desde la Sierra hasta el corazón del país

El proyecto Unvira Tayrona no es solo un programa espiritual ni una propuesta técnica. Es, en esencia, un llamado a la conciencia colectiva, una invitación a reconocer la crisis del agua como una crisis del alma de la humanidad, y a reconstruir el pacto social desde las raíces olvidadas.
Con el respaldo de los Arhuacos y la sabiduría ancestral de la Sierra Nevada, Will Freddy busca abrir un camino de concertación que una lo ancestral con lo institucional, lo espiritual con lo jurídico, lo local con lo global. En sus palabras resuena una urgencia silenciosa, pero firme: "esto no es un asunto de tribus, es un asunto de todos".
Santander, con su historia de carácter, claridad y resistencia, puede ser el epicentro de esa sanación. Una sanación que empieza por el agua, pero que apunta a transformar la relación entre el ser humano, la naturaleza y el orden social. Porque, como bien dice la cultura tayrona, no hay paz sin equilibrio, ni equilibrio sin respeto al origen.