Ver la vida de otra manera
Resumen
Reflexionar sobre nuestra vida es vital. Cambiar de perspectiva, ya sea durante el éxito o la crisis, nos ayuda a encontrar nuevos sentidos y superar desafíos. Aceptar imperfecciones y estar dispuestos a adaptarnos nos permite seguir adelante con propósito.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Todos hemos experimentado momentos en los que, bien en épocas felices o de enorme tristeza, nos preguntamos si nuestro proyecto de vida es el correcto y el que más satisfacción nos da o, por el contrario, no responde a lo que esperábamos, y entonces intentamos cambiar la dirección de nuestro camino, en lo personal, familiar, laboral, profesional, social, religioso y, en fin, en una o muchas facetas de nuestra existencia.
¿Estoy feliz con mi vida?, ¿voy por el camino que quiero?, ¿he conquistado todo lo que he deseado?, ¿lo obtenido es suficiente o puedo alcanzar metas más altas?, ¿debo replantear mi vida?, ¿cómo debe cambiar mis formas de buscar lo que quiero?...
No importa la condición social, extracto bancario, amigos, actividad o cargo laboral, hábitos y gustos, mientras algunos son muy felices con su vida otros experimentan sensaciones de frustración e incapacidad de experimentar una vida plena.
Cualquiera sea el balance entre lo que se quiere versus lo vivido y logrado, es una responsabilidad no quedarse quieto.
Si usted piensa que el fracaso le acompaña, cambie la forma de ver la vida y atrévase a abordarla de otra forma. Solo Usted es el responsable de su existencia. Aun en complejas e impactantes situaciones, como perder un trabajo, un rompimiento sentimental, crisis económica, tristezas derivadas de los malestares de la salud, o ansiedad por la soledad, nunca es tarde para rehacer el camino, echar tierra al pasado y ver la vida de otra manera.
Ser humanos significa que, por naturaleza, somos imperfectos y que, si no cuidamos nuestras acciones y propósitos, corremos el riesgo de depender de ciertas ideas, de otras personas, de algunos placeres, de una determinada ideología, de una religión, o de una obsesión, entre otras, a veces esclavizándonos a unas únicas formas, y desconociendo que esa misma humanidad nos da la posibilidad de romper cadenas y rehacer caminos.
Por difícil que parezca, esto solo es posible revisando nuestros pensamientos, actitudes y disposiciones con respecto a nuestra propia identidad, capacidades, relaciones, contexto, recursos y posibilidades de asumir retos y enfrentar problemas. Es cierto que ver la vida de otra manera no siempre es la solución, pero, eso sí, hacerlo siempre brindará otros aires que, tarde o temprano, nos ayudarán. Todo conocemos historias de personas que gracias a las dificultades hallaron otro sentido a sus vidas y ahora agradecen haber tenido crisis, perdidas, desempleo y dolores, porque gracias a ello encontraron el sentido que buscaban para sus vidas.
También, si cree que el éxito y el placer le acompañan, no puede confiarse y debe tomarse tiempo para reflexionar y ver su vida desde otras ópticas. No siempre la satisfacción es sinónimo de una vida correcta. La rumba, el placer, ciertas compañías o el dinero obtenido fácilmente o gastado sin control, por citar algunos casos, son expresión de gozo actual, pero no garantía de un buen futuro.
Incluso, si es una vida exitosa, trabajada con esfuerzo y disciplina, coherente con unos valores positivos y meritocrática, también es importante reflexionarla y ver si hay posibles otras maneras de reasegurarla. Quienes son exitosos se vuelven vulnerables a ciertas amistades, a dejarse llevar por la riesgosa admiración de terceros o, incluso, a ser víctimas de ataques, calumnias y envidias, que pueden afectar su tranquilidad. Algunos se nublan con el éxito y se olvidan de la debilidad humana. A veces la comodidad y el éxito paralizan, y pueden llevar a que las personas crean que “han tocado el cielo”, sin tener en cuenta que mientras más alto se está, la caída es más peligrosa.
Siempre, independientemente de nuestro nivel de logro existencial, tenemos que mantener los pies en la tierra y estar revisando formas y objetivos. Sólo el trabajo bien hecho, la constancia en los propósitos y el bien que generemos al entorno nos ayudarán a sentir que vamos “aprobando”, por lo menos en nuestra conciencia, nuestro paso por la tierra. *Rector UNAD