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Reflexionemos a un grito en el desierto

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Resumen

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Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista. Los tiempos cambian, en estas épocas donde se repiten las festividades de diciembre, mes para todo mundo, donde ya los niños no se desvelan como en los años del siglo pasado, que esperábamos con ansiedad, la llegada del Niño Jesús a los pesebres construidos con ese amor por todas las familias, sin distingo de raza y religión. Las novenas de Aguinaldos, eran especiales, con los coros de jóvenes, niños y hasta adultos que preparaban un gran repertorio de villancicos. Voces que animaban a los feligreses que madrugaban a la misa de gallo en las diferentes parroquias e iglesias de pueblos y ciudades.

Y para los adultos, los preparativos, viandas, regalos, bebidas y todo lo que la gastronomía estaba a la mano.

En este presente que quedará en ese pasado y pensando en el futuro, se hace diferente, ya los niños van a la novena y cantan por su regalito, mientras otros niños, entre esa clase discriminatoria de ricos y pobres, se mezcla la alegría y la tristeza. Los primeros, piensan en su celular que les regalan y los segundo en los juguetes de segunda, algunos nuevos en la campañas: “regala un regalo, para hacer feliz un niño”, ese vacío de muchos que fueron traídos a este mundo, entre el maltrato y la indiferencia, como carnada de los depredadores y bestias que abusan de estos infantes, algunos que son inmolados en la descomposición del hombre y la muerte convertidos en sicópatas. Duele decirlo, porque el mismo estado que debe velar por la infancia, no lo hace. No es en este país, sino en el mundo entero, repasemos las guerras que están viviendo y quienes llevan la peor parte son los niños.

¿Será que los padres, la sociedad y el gobierno, retomando el título de la Novela de Marcel Proust, seremos capaces de llegar “en busca del tiempo perdido”? como lo digo en el título de mi escrito, reflexionemos a un grito en el desierto, todo esto me hace traer a la memoria los 7 libros que componen la obra de la literatura francesa, universal y patrón para muchos escritores que han buscado esa esencia del tiempo que se pierde a los cambios mundanos de la humanidad. En una palabra los sueños de los niños y la imaginación, se la destruyen los adultos, por ese placer de seguir en un mundo escabroso y de dolor.

Qué bueno que en esta Navidad, volviéramos a la lectura. Qué gusto volver a leer los tres volúmenes de los 7 libros que componen la obra de Proust en la colección completa: “Por el camino de Swann, A la sombra de las muchachas en flor, El mundo de Guermantes, Sodoma y Gomorra, la Prisionera, La fugitiva y el tiempo recobrado”.

Todo esto nos lleva de la mano de un narrador que cuenta la vida dotándola del sentido que adquiere la revelación final, mostrando un personaje de estar inmerso en su proceso de aprendizaje, en esa ignorancia con respecto al porvenir. Es la experiencia de la vida que experimenta cada persona desde su cuerpo y su espiritualidad únicas. Se desenvuelve, por tanto, en el ámbito de las emociones, de lo subjetivo y lo irracional.

En una palabra, el novelista toma el tiempo y sus efectos en la psique de las personas: edad, enfermedad, amor, muerte. Las relaciones sociales. Las relaciones entre las clases sociales. “Aunque nada cambie, si yo cambio, toda cambia. Si nos despojamos del miedo que nos infunden, los perjuicios, cada ser a autor de sus propios actos, de premios y castigos.  No destruyamos el mundo porque es hermoso, como los sueños de los niños que lo construyen a su imagen y semejanza.