Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) atraviesa uno de sus momentos más críticos desde su reanudación bajo la administración de Gustavo Petro.
ras un cese al fuego inédito de seis meses que se prorrogó por un año, este terminó el 3 de agosto sin que las partes lograran avanzar en sus diálogos. La situación se complica aún más con el reciente anuncio del ELN de retomar el secuestro con fines económicos, un tema que había sido acordado como suspendido durante las negociaciones.
Diálogos Congelados
Desde mayo de 2023, las delegaciones del ELN y del Gobierno colombiano se han reunido en diversos países como Venezuela, México y Cuba, pero los diálogos han quedado estancados.
A pesar de un avance significativo en la agenda, donde se logró establecer un modelo para la participación de la sociedad civil, la falta de acuerdo sobre temas cruciales ha llevado a un ambiente de recriminaciones mutuas.
Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN, y Otty Patiño, su contraparte del Gobierno, han manifestado públicamente sus desavenencias, exacerbando la tensión entre ambas partes.
El cese al fuego, aunque fue un paso importante, no logró crear un ambiente de confianza. En este contexto, el Gobierno ha iniciado conversaciones paralelas con el Frente Comuneros del Sur, una facción que se separó del ELN, lo que ha generado inquietud entre los negociadores del grupo guerrillero.
Esta nueva mesa de diálogo busca abordar los problemas locales en el departamento de Nariño, lo que ha sido interpretado por el ELN como un intento del Gobierno de dividir su base de apoyo.
El Secuestro y la Violación de Acuerdos
El secuestro ha sido un tema recurrente y espinoso en las negociaciones con el ELN. A pesar de que en el acuerdo inicial se estableció la prohibición de “tomas de rehenes”, la guerrilla ha continuado justificando su uso bajo eufemismos como “retenciones” o “impuestos”.
En un giro dramático, el anuncio de que el ELN podría retomar el secuestro fue confirmado tras la noticia del secuestro del padre del futbolista Luis Díaz, un evento que conmocionó al país y puso en jaque la credibilidad del proceso de paz.
El Gobierno de Petro había hecho esfuerzos por reiniciar los diálogos en agosto con una propuesta de discutir reformas económicas, pero el ELN rechazó esta oferta, demandando la eliminación de su inclusión en la lista de grupos armados organizados. La falta de avances significativos ha llevado a ambos bandos a reconocer que el proceso se encuentra en una encrucijada peligrosa.
Participación de la Sociedad Civil
Uno de los puntos que ha destacado en el proceso de paz ha sido la inclusión de la sociedad civil en la construcción de la paz. En la reunión de mayo en Caracas, se logró consensuar un modelo de participación que busca integrar las voces de comunidades afectadas por el conflicto. Sin embargo, la implementación de este modelo se ha visto comprometida por la inestabilidad en las negociaciones.
El compromiso del Gobierno de escuchar a la sociedad civil es fundamental, dado que muchas de las comunidades que han sido históricamente afectadas por el conflicto armado necesitan ser parte activa en la construcción de soluciones. Sin embargo, el clima de desconfianza y el uso de prácticas como el secuestro han obstaculizado esta iniciativa.
La situación se complica aún más con el surgimiento del Frente Comuneros del Sur, una facción disidente del ELN que ha decidido dialogar por su cuenta con el Gobierno.
Esta escisión ha sido interpretada como un acto de deslealtad por parte del ELN, que considera que el Gobierno está intentando fracturar su estructura organizativa. Carlos Augusto Erazo, líder de la nueva mesa de diálogo, ha comenzado a establecer un canal de comunicación que podría desviar la atención y recursos del proceso con el ELN, intensificando las tensiones.
Historia del Proceso de Paz
El proceso de paz con el ELN se remonta a 2016 durante el gobierno de Juan Manuel Santos, pero las negociaciones han enfrentado numerosos obstáculos, incluyendo la interrupción de los diálogos por parte de Iván Duque tras el atentado a una escuela de cadetes en 2019.
La llegada de Petro al poder en 2022 representó una nueva oportunidad para reiniciar los diálogos, aunque ahora parece que se enfrenta a desafíos aún mayores.
El futuro del proceso de paz con el ELN es incierto. La finalización del cese al fuego, el regreso del secuestro y los diálogos paralelos con el Frente Comuneros del Sur plantean serias dudas sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo sostenible.
La sociedad civil, un actor clave en la construcción de la paz, se encuentra en la espera de que se resuelvan las diferencias entre el Gobierno y el ELN. Sin avances claros y una creciente desconfianza, el camino hacia la paz parece más complicado que nunca.
La comunidad internacional y la opinión pública observan con atención, esperando que se logren soluciones que permitan romper el ciclo de violencia que ha marcado la historia de Colombia.