“Voluntad y cumplimiento”
Resumen
El peaje La Punta en La Mesa de Los Santos ha recaudado millones, pero la falta de servicios básicos de seguridad vial ha generado descontento entre la comunidad. Recientes protestas han llevado a acuerdos preliminares, pero la confianza está en juego.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Jonathan Pineda
La confianza que necesita el peaje La Punta. La Mesa de Los Santos, no es sólo un destino turístico, sino un territorio emblemático en Santander, generador de bienestar, que concentra riqueza ambiental, vocación productiva, tejido comunitario, empleabilidad, por ende, es un potencial inimaginable, lo que demanda una atención especial.
En el pasado se consideró que era necesario y útil mantener en condiciones óptimas la transitabilidad del sector, razón por la cual, se optó por implementar un peaje que sirviera de fuente de financiación para atender los gastos e inversiones que requieren la vía que nutre a la mesa y a la bella municipalidad de Los Santos; eso ya hace mas de una década.
Sin embargo, resulta inadmisible que, una vía concesionada, con una tarifa de al menos, $17.200 por vehículo, que recauda diariamente millones, no cuente con una ambulancia permanente, una grúa operativa o una respuesta rápida ante emergencias, para no poner la mira en el mantenimiento de la capa asfáltica que es otro cuento. Por ello, el sentir de la comunidad es que han sido manoseados.
En hechos recientes, sus habitantes han tenido que acudir a protestas ciudadanas y bloqueos en el sector del peaje La Punta, exigiendo condiciones básicas de seguridad vial. El abandono institucional no solo pone en riesgo vidas, también erosiona la confianza y frena el desarrollo, así, por ejemplo, deja muy mal parado al concesionario, que hace menos de 10 días, un ciudadano extranjero falleció a raíz de un accidente de tránsito, pero ¿cuál fue el detonante?, sencillo, no había una ambulancia en el peaje que lo pudiera auxiliar, se suma, los trancones monumentales que se causan cuando hay congestión en el cobro, o un vehículo varado en la vía, para citar apenas unas pequeñas causas.
La pregunta que surge es, si con el recaudo del peaje no hay una atención mínima ante emergencias, pero tampoco se ven los trabajos de reparcheo en las vías, ni limpieza de ramales y malezas, ¿a dónde va el dinero que se paga por el peaje? Ese escenario, es la causa del descontento real de la comunidad.
A raíz de la más reciente protesta, se llegaron a acuerdos, quedando compromisos por parte de la Gobernación y la concesión vial, así como muchas expectativas de la comunidad. Esto es un primer paso, pero no es suficiente, debido a que son muchos años de recaudo y muy pocos los resultados ofrecidos que han minado la confianza y paciencia de la comunidad.
Hay que empezar a recuperar la confianza mediante acciones inmediatas que legitimen la necesidad de operación del peaje. “Garantizar condiciones mínimas para salvaguardar la vida de propios y visitantes es hoy una tarea urgente”, la que se logra con la correcta inversión de los recursos recaudados, protagonista es aquí, el papel de la interventoría, sin duda, es una figura clave y fundamental, si ellos exigen el cumplimiento de las obligaciones, se conseguirán soluciones reales.
No hacerlo ya y bien hecho, es indiferencia. Recordemos que cuando el Estado no actúa, el malestar crece, surge el conflicto, el territorio se aísla y la institucionalidad pierde credibilidad.
Está situación nos deja como conclusión que, en lo público, hay que saber invertir el presupuesto, identificar las posibles problemáticas, anticiparse y abordarlas a tiempo, para así evitar detonantes que alteren la tranquilidad de los ciudadanos, ¿y cómo se hace esto? con una acción elemental que muchos llaman “Voluntad Política” que no es otra cosa distinta, a hacer bien las cosas como corresponde. ¡Nos Estamos Viendo!