Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El caballo de batalla sobre el cual se montó, desde su campaña, el Alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán Martínez, fue el de hacer de su ciudad la más segura del país y combatir sin miramientos a delincuentes y microtraficantes.
Al asumir el mandato de la capital santandereana, de inmediato emprendió las acciones tendientes a combatir el delito, a los criminales y a acabar con zonas donde mandaban los ‘amos del barrio’ y ni siquiera la Policía podía entrar.
Ese trabajo realizado con largas horas de sacrificio por parte de las autoridades y desde la misma Alcaldía, ha dejado grandes logros y a una ciudadanía satisfecha, aunque exigente cada vez más, por los resultados obtenidos y porque Bucaramanga tiene mayor seguridad.
Pero como no todo es gloria total, el Alcalde Beltrán se quejó porque el trabajo de combatir el crimen se le convirtió en desgastante debido a que muchos criminales que han sido capturados tras largas jornadas de labor investigativa o en flagrancia, son dejados en libertad por los jueces.
El mandatario seccional saltó con ira por esas decisiones que echan por tierra la enorme labor que hacen las autoridades y que son apagadas en un pestañeo en las salas de los juzgados.
El Alcalde Beltrán Martínez tiene toda la razón al molestarse y reclamar porque esos delincuentes se vuelven reincidentes y empiezan a acumular entradas y salidas a los centros de reclusión, pero siempre quedan libres.
Pero la justicia también tiene razón en el procedimiento de los jueces, porque en Colombia, a la justicia le faltan dientes de acero para poner en cintura a los criminales, también faltan celdas, centros de reclusión, además de los tiempos reglamentarios para que se les presenten cargos.
Cuando no quedan libres, se les ha dado casa por cárcel, pero igual, vuelven a delinquir porque saben que sus delitos no serán castigados porque en Colombia, el Sistema Penal ofrece enormes garantías para los bandidos y ellos saben cómo utilizarlas para burlarse de los ciudadanos, los jueces y las leyes.
Se necesita, con urgencia, que se endurezca el sistema penal en el país, que se construyan centros de reclusión donde se pueda albergar a esos malhechores, que van en aumento y que estos no sólo sean parte de un gasto enorme del Estado, sino que entren a un plan de trabajo y producción en las cárceles y costeen sus necesidades.
No resulta nada gratificante para un funcionario público el implementar un programa para proteger su ciudad y brindarles seguridad a sus habitantes, si se gasta más tiempo en atrapar a los bandidos, que el que invierte un juez para dejarlos en libertad, pero contra esto lo único que operaría es modificar el sistema penal.