Resumen
Brasil se compromete a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 59% y un 67% para 2035, como parte de su estrategia hacia la neutralidad climática en 2050, anunciando sus planes durante la COP29.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Brasil ha anunciado un nuevo compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 59% y un 67% para 2035, alineándose con los objetivos globales del Acuerdo de París. Esta promesa forma parte de su estrategia para alcanzar la neutralidad climática para 2050. A pesar de las críticas de organizaciones medioambientales que consideran insuficiente este objetivo, Brasil ha presentado estos planes en la COP29 en Azerbaiyán como muestra de su liderazgo climático en la región.
El país también prepara el escenario para la COP30, que se celebrará en 2025 en Belém, estado de Amazonas. En esa conferencia, Brasil planea resaltar su 'Amazonía Azul', una vasta zona marítima rica en biodiversidad y recursos naturales, que se ha incorporado oficialmente a su territorio. Este proyecto subraya el papel clave de Brasil en la lucha contra el cambio climático, mientras se enfrenta a desafíos internos relacionados con la explotación de recursos y la protección del medio ambiente.
Uno de los puntos controversiales es la posible autorización de la explotación petrolífera en el Margen Ecuatorial, una zona rica en recursos naturales cerca de la desembocadura del Amazonas. Mientras que algunos ecologistas y comunidades indígenas advierten sobre el impacto ambiental, el gobierno de Lula parece inclinado a continuar con los estudios y, posiblemente, otorgar permisos para la exploración, lo que podría generar una fuerte reacción a nivel nacional e internacional.
En cuanto a la deforestación, Brasil reporta una disminución significativa del 30,6% en la Amazonía, aunque enfrenta desafíos debido al aumento de incendios en otras regiones como el Pantanal y Cerrado. La presión sobre el gobierno es alta para que implemente políticas más eficaces en la lucha contra la deforestación ilegal y los incendios, que siguen siendo una amenaza para la imagen ambientalista del país.
A medida que Brasil se prepara para la COP30, también se enfrenta a desafíos logísticos. Belém, sede de la cumbre, no está completamente preparada para recibir a miles de delegados internacionales, lo que plantea preocupaciones sobre la infraestructura. A pesar de estos retos, el evento será una oportunidad para que Brasil reafirme su compromiso con el cambio climático y se presente como un líder clave en la protección de la Amazonía y el futuro del planeta.