Caos total
Resumen
El gobierno de Gustavo Petro en Colombia enfrenta críticas por su desconexión, un gabinete ministerial problemático y proyectos faraónicos. Las reformas improvisadas y una política interior confusa han contribuido al caos percibido en el país.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Jaime Galvis Vergara
El ascenso de Gustavo Petro, al poder en 2022 dejó un sabor agridulce en la opinión pública. Sus ejecutorias como alcalde de Bogotá fueron desastrosas, sin embargo, había un mínimo optimismo respecto a su desempeño en la Presidencia. Pero nadie imaginó el desastre que le sobrevenía al País.
Desde el comienzo empezaron a notarse las nubes negras. Un gabinete mediocre y deshilvanado, una reforma tributaria improvisada y absurda, cuyo autor prefiere hacerse el bobo respecto a sus efectos, el encarecimiento general y continuado del costo de vida. Allí empezó a notarse algo que ha sido una constante en el gobierno de Petro, una total desconexión entre el Presidente y sus ministros y de los miembros del Gabinete Ministerial entre ellos. Comenzó el caos.
Ajeno a la realidad nacional, el Mandatario se empeña en esbozar proyectos faraónicos tales como el aeropuerto internacional de la Alta Guajira, el ferrocarril entre Buenaventura y Barranquilla y otras maravillas, mientras tanto la pandilla gubernamental y la familia presidencial se dedican a despilfarrar y al saqueo del erario.
La facundia presidencial, no tiene límites y carece de miedo al ridículo, en escenarios internacionales presenta monsergas grotescas en las que se refiere al cosmos, a las galaxias y a las mariposas amarillas, un bufón que no divierte, exaspera. El variopinto gabinete ministerial que frecuentemente cambia es un verdadero avispero donde cada Ministro improvisa programas, una ministra de Minas que suspende la exploración petrolera y condena la minería, además de proponer el empobrecimiento de Colombia, una Ministra de Salud que pone patas arriba la política sanitaria del País, un ministro de Defensa dedicado a desprestigiar y debilitar las Fuerzas Armadas. Ministros de Hacienda e Interior, empeñados en sobornar congresistas, un ministro de Justicia creando subsidios para los atracadores y carteristas, un Ministerio del Transporte paralizando las obras viales del País y el mismísimo Presidente dedicado a manejar las relaciones internacionales, ofendiendo a los gobiernos de ideologías diferentes a la suya.
Todo lo anterior condimentado con una ola de escándalos y el Presidente insultando a los que destapen las irregularidades.
Este Mandatario ha ofendido a la Corte Suprema, ha insultado al Presidente del Senado; para él, no existe la separación de los poderes públicos, desconoce las sentencias judiciales y quiere reemplazar las leyes por decretos y resoluciones.
Entre la ciudadanía es vox populi que Presidente y su actual Ministro de Interior son drogadictos y dipsómanos, lo cual tiene la administración pública convertida en un verdadero manicomio. Pobre Colombia, tan lejos de Dios y tan cerca del delirium tremens.