Colombia debe unirse para desterrar a los terroristas
Resumen
Las acciones terroristas recientes en Colombia, lideradas por disidentes de las FARC buscan desestabilizar el país. Se requiere unidad nacional, sin cálculos políticos, para rechazar la violencia y defender la institucionalidad.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Las recientes acciones terroristas que se han presentado en Colombia, en los últimos días, representan una agresión directa y descabellada contra la institucionalidad y la ciudadanía.
El atentado del sábado anterior contra el Senador Miguel Uribe Turbay y la serie de explosiones y ataques simultáneos de este martes en Cali, Jamundí, Corinto, El Bordo, Caloto, Palmira y Buenaventura evidencian una escalada de violencia inaceptable y demencial.
Durante esta brutal escalada terrorista ocho personas perdieron la vida, cerca de cuarenta resultaron heridas y la población afronta un miedo generalizado. Las autoridades atribuyen estos actos a disidencias de las FARC bajo el mando de ‘Iván Mordisco’, pero sin tener una total certeza.
Es un plan coordinado que busca desestabilizar el país. La justificación de estos grupos, basada en supuestos incumplimientos del Gobierno en la “paz total”, carece de fundamento, porque han sido los grupos alzados en armas quienes se apartaron de las conversaciones.
Ninguna circunstancia valida el uso del terror. Este escenario, caracterizado por ataques a aspirantes a la presidencia, explosiones urbanas, asesinatos de policías y víctimas civiles, exige un rechazo contundente y una respuesta clara del Estado.
En este momento crítico Colombia debe unirse para desterrar a los terroristas. Todas fuerzas políticas, económicas y ciudadanía, deben confluir en la acción de rechazar la violencia e impedir que el país retorne a los nefastos tiempos de asesinatos y terror constantes.
El liderazgo del Presidente Gustavo Petro es crucial. Sus mensajes deben ser claros, sin ambigüedades, ni silencios selectivos. Lo mismo les pedimos a los miembros de la oposición y a los precandidatos presidenciales.
No es este el momento para calcular réditos con fines electorales ni empezar a verter retóricas vacías. Se requiere una conducción firme, orientada a la unidad nacional. La voz oficial debe infundir confianza y priorizar la institucionalidad sobre intereses particulares.
En este momento, el Presidente debe proteger los fundamentos del Estado, no defender su agenda política, allí se debe incluir el detener cualquier confrontación interna que beneficie a los terroristas.
La propuesta de imponer una consulta popular al margen del Congreso, con argumentos débiles y tensión con otros poderes, envía un mensaje equivocado, porque en estos días de desafío terrorista, la ruptura del orden institucional desde el Ejecutivo es inaceptable.
Todos los poderes deben actuar con mesura y respeto mutuo y el Gobierno central debe encabezar esta dinámica con gestos de grandeza, tiene que convocar a la unidad y respetar los ordenamientos legales para reforzar la estabilidad institucional.
La historia de Colombia no debe seguir cimentándose en adversidades provocadas por nefastos cálculos políticos que sólo causan tensiones y envían mensajes equivocados, en lugar de invitar a la reflexión.
Sólo un trabajo unido, sin recabar en los intereses particulares o partidistas, sin caer en triunfalismos ni en cobrar cuentas pendientes, salva a Colombia de la barbarie que quieren imponernos unos pocos y todos debemos actuar con determinación, pero con serenidad.