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De banderas y símbolos

De banderas y símbolos

Resumen

La bandera del M19 simboliza una lucha política y social diferente según quienes la ven: resistencia para unos, pero dolor para otros. En un país que necesita reconciliación, su exhibición revive tensiones pasadas y plantea preguntas sobre nuestra historia común.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Luis E. Gilibert

Traemos en esta oportunidad una reflexión que creemos necesaria, pues en los últimos días ha generado inquietud en la ciudadanía la presencia en actos públicos de la bandera del M19, movimiento insurgente que marcó una etapa decisiva en la historia política de nuestro país.

La sorpresa y el malestar de algunos sectores no son injustificados: dicha bandera evoca para muchos una época de confrontación, zozobra, angustia y violencia, aunque para otros representa una lucha contra un sistema que consideraban excluyente y desigual. El M19, en su momento, fue más que un grupo armado; fue una expresión de descontento político y social, que asumió la rebeldía como bandera y la disidencia como estandarte; sus símbolos, entre ellos la bandera, condensaron una narrativa de resistencia, protesta y tenacidad frente al Estado.

Pero con el paso del tiempo, y tras los acuerdos de paz que permitieron su reinserción en la vida pública y democrática, sus miembros se incorporaron a las estructuras legales del poder, ante lo cual la bandera perdió vigencia como emblema insurgente, y la historia de violencia que la acompañaba fue, en gran medida, relegada en nombre de la reconciliación.

Sin embargo, la memoria es caprichosa, y para muchos de los antiguos militantes y simpatizantes, ese símbolo sigue vivo y vigente, lo enarbolan sus seguidores no como provocación, sino como memoria de un pasado que, a su juicio merece ser recordado. Por ello, para estos sectores, ondear la bandera del M19 no es un acto de agresión, sino de identidad; no es un desafío, sino una forma de mantener viva esa parte de la historia.

Pero es preciso preguntarnos ¿Esa evocación romántica considera también el dolor y la tragedia que dejaron muchas de sus acciones?

La historia de Colombia está tejida de heridas profundas, enarbolar símbolos como el de un movimiento que protagonizó actos violentos, que causó víctimas inocentes, inevitablemente despierta sensibilidades y rechazo. Para muchos compatriotas, la bandera del M19 no es un recordatorio heroico, sino una afrenta al sufrimiento vivido y no se puede ignorar que su exhibición reabre heridas y genera división, cuando lo que necesitamos como nación es reconciliación.

Como sociedad debemos reconocer todas las aristas de nuestra historia, es comprensible que, para unos, esa bandera represente un capítulo de lucha política, pero también lo es que, para otros, simbolice miedo, pérdida y duelo.

Interpretar los símbolos del pasado requiere inteligencia emocional, empatía y respeto por las memorias ajenas. En conclusión, toda expresión simbólica en el espacio público debe ser pensada con responsabilidad. Vivimos un momento histórico que exige unidad, no provocación; reflexión, no confrontación; que no sean las banderas las que nos dividan, sino la historia bien contada la que nos enseñe a construir un país más justo, más incluyente y, sobre todo, más reconciliado.

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por Luis E. Gilibert

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