Resumen
El artículo compara a un político llamado Dr. Pichurria con un murciélago, destacando su incapacidad intelectual, comportamiento grotesco y falta de escrúpulos. Utiliza metáforas para criticar su forma de actuar, describiéndolo como un ser hipócrita y ofensivo que se defiende mediante verborrea.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: José Oscar Fajardo
El murciélago es el único mamífero volador con el cuerpo cubierto de pelo. Hay tres clases que son hematófagos, es decir se alimentan de sangre. Estos se denominan vampiros. El vampiro sudamericano, en el cual entra el colombiano y se conoce como vampiro común, tiene nombre científico, Desmodus rotundus.
También hay uno conocido como Dr. Pichurria, que no posee ningún escrúpulo y se alimenta de cualquier opositor político. Es coprófago por naturaleza. Cuando tiene hambre, o está ávido de mermelada, por la cual padece una obsesión maníaco depresiva, se vuelve carroñero.
Por tener el cuerpo similar al del ratón, este chimbilay pasa a considerarse como rata voladora, que se desplaza a cualquier altura con tal de encontrar sangre para su desmedido apetito de un Drácula anemiado. Cuando va a presentarse en las redes, viste de color oscuro y cabeza semi pelada como típico lunfardo de trasnochadero. Como legítimo chimbilay que es, toma la forma de macro-rata de cloaca igual a las de Londres o Nueva York.
Como se guía en su vuelo por un dispositivo idéntico a un sonar artificial, es decir, por ondas mecánicas, entonces puede hacerlo a velocidad de congresista rebuscador. Dado que ha evolucionado como abejón, su vuelo, siempre nocturno, ahora también es diurno y durante todo el día, si la situación política lo amerita así.
En el murciélago Dr. Pichurria, su cerebro se ha quedado estático en el tiempo, y de hecho su inteligencia es casi igual a cero. Entonces actúa más que todo por instintos primarios, lo cual lo induce a cometer las más inverosímiles imbecilidades, por lo cual muchos siquiatras y antropólogos forenses lo han clasificado como un legítimo chimbilay bruto, con masa encefálica semejante a la de una pinche cucaracha desheredada.
Como el chimbilay Dr. Pichurria no es un murciélago evolucionado encefálicamente y, le es imposible llegar al razonamiento lógico, a la lógica dialéctica, entonces ha desarrollado una diarrea oral pasmosa, carente de argumento, cosa que lo hace ver más elemental. Por lo mismo tanto ha desarrollado una lengua física como la de una vaca ahorcada, y de hecho un lenguaje grotesco, chinchoso, raquítico, tuberculoso, sifilítico, blenorrágico. Un otorrinolaringólogo especializado en ese tipo de lenguas, de esas que emanan biomoléculas de baba de dragón Comodo, altamente venenosa, le vive insistiendo en que, mucho cuidado se muerde la lengua porque de inmediato queda fulminado.
Como por lo general se ensaña con personajes importantes, a las cuales ve que no puede superar intelectualmente por tener cerebro paupérrimo y sin funciones cognitivas, entonces se defiende a punta de verborrea como cualquier percanta psicótica. Siendo tan odiado este alepruz, todavía no alcanza la categoría de murciélago legítimo porque es profundamente mentiroso e hipócrita.
Luego los mismos miembros de su entorno, de su misma caterva, habiendo hecho anteriormente una perfecta simbiosis, ahora, viendo su ruina mental e intelectual, ética y moral, su falta de respeto hasta con los muertos, su falta de coordinación en sus pensamientos, su manifiesta incapacidad para trabajar en grupos políticos, no sólo lo quieren defenestrar del Senado a punta de honoríficas patadas en el culo, sino zamparlo de cabeza a una piscina de “miaos de burra vieja” y amarrarle una corbata de plomo en el pescuezo para que, ni con la ayuda de Dios Nuestro Señor, salga algún día de allá.
Que ¿por qué se compara este chimbilay con un murciélago? Porque el murciélago es ciego, y además elimina los excrementos por la boca. Porque es portador del virus de la Rabia, enfermedad que trasmite con facilidad cuando regurgita y vomita miles de vocablos coprológicos para agredir, insultar, vituperar, vilipendiar, maldecir, e irrespetar a sus víctimas, sin recapacitar que es un pinche chimbilay, sin estructura intelectual, en cambio sí lleno de complejos y de sentimientos de inferioridad. Es más, coscorria que el senador. “Barriguesapo”.