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El viaje científico de Carlos Arturo Ardila Rodríguez

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Conservación, investigación y un legado

Carlos Arturo Ardila Rodríguez es un hombre que se dedica con pasión a los peces, un amor que nació cuando era apenas un niño de 5 años en la vereda del Valle de Ruitoque, en Floridablanca. Hoy, este biólogo con especialización en planeación ambiental y experto ictiólogo, ha dejado una huella imborrable en el estudio de la fauna acuática, especialmente en Colombia, y su legado continúa inspirando a nuevas generaciones.

En una entrevista exclusiva con EL FRENTE, Ardila compartió detalles de su trayectoria, sus descubrimientos y su profundo compromiso con la conservación del medio ambiente, especialmente las fuentes hídricas que consideró siempre sagradas.


El origen de una vocación

Carlos Ardila recordó su infancia en Floridablanca, donde, desde pequeño, su fascinación por los peces comenzó. "Comencé a enamorarme de los peces desde que tenía 5 años. Recuerdo que iba con mi madre o mi abuela a lavar ropa y llevaba arroz y pan para alimentar a los peces, maravillado por sus colores y formas. Así fue como, sin saberlo, comencé mi primer museo", relató Ardila, quien empezaba a clasificar los peces que encontraba en su entorno, secándolos y preservándolos en frascos con los nombres que los campesinos locales les daban.

Esta pasión por los peces y su entorno acuático lo llevó a estudiar en diversas instituciones educativas, entre ellas la Escuela Técnica Agropecuaria de Piedecuesta, la Escuela Técnica de Cáchira y la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde cofundó la Facultad de Medicina. Sin embargo, su interés por la ictiología fue lo que lo llevó a ir más allá, no solo en el ámbito académico, sino también en sus investigaciones de campo.

A lo largo de su carrera, Ardila ha tenido la oportunidad de estudiar la biodiversidad acuática en diversas regiones, no solo de Colombia, sino de otros países. Su paso por la Universidad de Cartagena, donde conoció al doctor Jordan, un experto sueco en peces del norte de Colombia, fue clave para expandir sus conocimientos. Además, su viaje a Panamá le permitió profundizar en el estudio de las especies acuáticas de la región, mientras que, en Venezuela, visitó importantes museos y conoció a renombrados científicos, lo que fortaleció aún más su interés por la biología acuática.

"Mi mayor descubrimiento fue la leviosina floridablancensis, una especie que descubrí después de 38 años de estudio", comentó orgulloso. Este hallazgo tiene un significado especial para Ardila, ya que rinde homenaje a su pueblo natal, Floridablanca, y lo sitúa en el mapa mundial de la ictiología.


Un tesoro científico

El Museo de Ardila, ubicado en Barranquilla, alberga más de 3 mil especies de peces clasificadas científicamente, y es considerado un referente a nivel mundial en el estudio de la fauna acuática. Este espacio ha sido visitado por estudiantes e investigadores de diferentes partes del mundo, especialmente de Brasil, que han realizado estudios de pregrado, maestría y postdoctorado allí.

Ardila compartió que este museo es un legado que espera se preserve para las futuras generaciones, y su sueño es que repose en la Universidad Industrial de Santander para que estudiantes de biología y otros campos relacionados puedan continuar con su investigación y preservación de la biodiversidad acuática.

El trabajo de Carlos Ardila no solo se centra en el estudio de los peces, sino también en la conservación del medio ambiente. Conscientes de los retos que enfrenta el planeta debido al cambio climático, Ardila insistió en la importancia de proteger los recursos hídricos. "Los nacimientos de agua son sagrados, son la esencia de un municipio, de un departamento. No podemos seguir explotando el agua como si fuera un recurso infinito", afirmó.

Ardila recordó con especial cariño la reserva de la Judía, en Floridablanca, donde se obtiene el agua potable. "El agua vale más que el oro, más que el carbón, más que las esmeraldas. Es la vida misma, y aún no hemos sido capaces de crear una gota de agua artificial para la humanidad. Esa es la belleza de la naturaleza", subrayó con convicción.


Un legado que inspira

Carlos Ardila es un hombre que dedica su vida al estudio de los peces y al cuidado del medio ambiente. Su pasión por la biología acuática ha trascendido generaciones, y su trabajo continúa inspirando tanto a científicos como a jóvenes interesados en la naturaleza.

En su reciente libro ‘Como pez en el agua’, escrito por el periodista Misael Salazar Flórez, Ardila recibió un homenaje. "Este libro es un reflejo de mi vida, un recordatorio de que todos podemos lograr nuestras metas si somos apasionados y persistentes. Quiero que los jóvenes vean en mi historia un espejo donde puedan ver que, con esfuerzo, también pueden lograr sus sueños científicos", comentó.

Para Ardila, la ciencia y la naturaleza están profundamente conectadas. A través de su trabajo, su mensaje es claro: "Mi legado es mi amor por los peces y mi compromiso con la conservación. Espero que las nuevas generaciones se enamoren de la naturaleza y entiendan que nuestra misión es cuidar este hermoso planeta que Dios nos ha dado".

En un mensaje final dirigido a los colombianos y a los gobernantes, Ardila hizo un llamado a la acción: "Respetemos nuestras fuentes hídricas, cuidemos nuestras quebradas y nacimientos de agua. El agua es vida, y es nuestra responsabilidad protegerla para las futuras generaciones".

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