Entre las hierbas y la memoria urbana
Resumen
La Plaza de San Francisco en Bucaramanga es un vivero de historias y raíces culturales. Personajes icónicos como Doña Rosita, con su legado sobre el uso de hierbas, y las memorias urbanas reflejan la transformación y vida social de esta vibrante ciudad.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Círculo Amigos de Bucaramanga y Santander
Un día cualquiera en la Plaza de San Francisco, Bucaramanga, inicia a las 3:00 a.m. La plaza despierta de una pequeña siesta en la noche para activarse entre los camiones que llegan y la vigilancia de don Miguel, quien lleva toda su vida en aquí, desde que era niño, cuidando las calles vacías, los camiones de carga, los alimentos que vienen y van desde los rincones más extremos de Colombia. La Plaza de mercado, inicia su vida con personas que la han habitado desde hace décadas.
Son las historias, los relatos de vivencias que llenan la plaza de sentido, de un nuevo sentir en el recorrido de los alimentos que habitan el lugar: las recetas, los patrimonios y el recuerdo de los saberes llenan los lugares de cada puesto. Casi 1.000 puestos (almacenes y bodegas) que se dividen entre cocinas, misceláneas, frutas y verduras, quesos y lácteos, carnes, hierbas, entre otros productos; cada sección llena de saberes. La memoria oral se mantiene en generaciones de vendedores que guardan las transformaciones urbanas de la ciudad para el siglo XX, en la historia de los alimentos, en historias de vida.
La plaza inicia su historia un poco antes de la mitad del siglo XX. Se le conocía inicialmente como Plaza de Corea. En mitad de guerras entre liberales y conservadores, la plaza fue un lugar de disputas políticas, de enfrentamientos. Parte de la historia de la época de la violencia en el país que, según la memoria oral, documenta la existencia de violencias políticas para la década de los años cincuenta en el ámbito urbano y no solamente en el campo (como se cree popularmente). Para los años cincuenta, la ciudad tiene barrios tanto populares como de clase media y alta. La plaza de mercado genera una centralización de la venta de alimentos.
Al igual que el expendio de bebidas alcohólicas o fermentadas como el guarapo en las tiendas conocidas como “guaraperías” en especial en barrios populares. Este consumo lo vemos de igual manera en Bogotá, para la época, en “chicherías” con la venta de chicha en la Perseverancia, barrio obrero, o en La Concordia en el centro histórico de la capital, entre otros.
“Doña Rosita”
La memoria urbana de la ciudad de Bucaramanga contempla un crecimiento en la ocupación del espacio público, que va de la mano con la informalidad. El crecimiento de la ciudad en un entorno de seguridad alimentaria requiere proteger los patrimonios materiales e inmateriales de personas que han habitado y han formado la ciudad en las plazas de mercado, muchos de los cuales se encuentran desprotegidos por ley.
Doña Fidelina Castellanos o “Doña Rosita”, es el caso de una mujer amada por su familia y cobijada por ella. Una de las personas más importantes en la memoria de los orígenes de nuestra Plaza por sus saberes sobre el uso de las hierbas. Hoy en día nos continúa enriqueciendo y se convierte en un ícono a seguir por nuevas generaciones, su sonrisa y amabilidad es la Plaza de Mercado de San Francisco, y esta columna es para ella.
Pinzón, S; Cortés, L (2025) Fidelina Castellanos conocida popularmente en la plaza como “Doña Rosita” tiene 92 años, desde muy niña vive y trabaja en la Plaza de Mercado de San Francisco de Bucaramanga.
*Liliana Cortés-Garzón PhD Arte. lcortesgarzon@gmail.com. https://beacons.ai/historiadebucaramanga