Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Sania Salazar
Cada vez es más común escuchar a personas que aseguran que son más felices y están más tranquilas desde que decidieron no estar al tanto de las noticias. Los medios de comunicación les producen angustia y una sensación continua de que el mundo se va a acabar en poco tiempo. ¿Qué estamos haciendo mal los medios de comunicación y los periodistas? Seguramente la respuesta es larga, pero ¿qué tanto reflexionarán los periodistas al respecto?
En este gremio no solemos criticarnos entre sí, preferimos alabarnos, sobarnos la chaqueta. La crítica entre medios o colegas está mal vista. Esa falta de autocrítica es una de las muchas razones por las que la gente cada vez nos cree menos. El panorama desde adentro preocupa. Es triste que cada vez sean menos los periodistas que consideran este como un oficio sagrado, como un servicio social. Qué triste saber que en las facultades de Comunicación se están relajando con la exigencia a los estudiantes porque cada vez se inscriben menos y no pueden espantar a los poquitos que tienen en los salones.
Qué triste saber que algunos programas de Comunicación Social y Periodismo están enseñando cada vez menos periodismo, porque los intereses de los estudiantes están en otras áreas. Qué triste escuchar a profes de periodismo contar que los muchachos son cada vez más desinteresados y más apáticos con la realidad del país y del mundo. Qué preocupante es escuchar al director de un medio de comunicación digital diciendo que lo realmente importante es aumentar en número de seguidores como sea, incluso imitando a alguien que incrementó vertiginosamente esas cifras transmitiendo suicidios. Y peor aún, que eso es lo que les está enseñando a sus practicantes. Qué vergüenza saber que hay periodistas que extorsionan a sus fuentes con la amenaza de que si no les pagan por las entrevistas van a hablar mal de ellos, esto sobre todo en época de campaña política. ¿En qué estamos convirtiendo al periodismo?
Los periodistas muy seguramente se defenderán diciendo que necesitan subsistir y que, finalmente, los contenidos amarillistas y poco profundos son los que más consumen las audiencias. Contenidos que además hacen sin mucho esfuerzo mental ni económico y que les generan la mayor cantidad de clics. He ahí el círculo vicioso, mientras las audiencias consumamos más contenido irrelevante, más de eso nos darán y menos criterio tendremos para tomar decisiones trascendentales para la sociedad.
El objetivo de las redes sociales, que tienen mucho que ver en esta discusión, es que cada vez más estemos gobernados por nuestras emociones y menos por nuestra razón. Que seamos, por tanto, más fácilmente manipulables. En medio de ese panorama tan desolador, en el que muchos de los colegas solo ven el final del periodismo, aparecen luces de esperanza.
En noviembre se conoció la medición anual del Panel de opinión de la firma Cifras y Conceptos en la que varios medios digitales como Vorágine, CasaMacondo y Revista Raya se destacaron entre los medios que más consultan los líderes de opinión. En la edición 49 del Premio de Periodismo Simón Bolívar se destacaron, de nuevo, medios digitales independientes como Vorágine, Baudó Agencia Pública, Mutante y El Armadillo.
Todos esos medios son esfuerzos sobrehumanos para hacer buen periodismo a pesar del panorama complejo del oficio.
El buen periodismo es fundamental para una democracia sana. Está en los periodistas y en la sociedad estrechar los lazos de confianza. Los periodistas estamos llamados a mejorar la calidad de lo que hacemos. La sociedad, a rodear y a defender ese buen periodismo y eso se hace consumiéndolo y financiándolo. Esa unión de fuerzas es indispensable para mantenernos a flote como sociedad.