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Fallo histórico: ¡Hurra por las mujeres!

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Resumen

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Por: Juanita Tovar Sandino

La historia de esta semana es sobre Carolina Martínez Cuéllar, una mujer que, en septiembre de 2023, asumió el cargo de gerente en la Operadora Distrital de Transporte (ODT S.A.S.), empresa conocida como “La Rolita”, ubicada en Bogotá. Sin embargo, en enero de 2024, fue diagnosticada con cáncer de seno y, a pesar de haber informado a la empresa sobre su enfermedad y la necesidad de someterse a tratamiento, meses después fue despedida de su cargo.

Hace apenas dos días, el Juzgado Segundo Civil del Circuito de Ejecución de Bogotá ordenó su reintegro. Esta decisión marca un hito en la defensa de los derechos laborales en Colombia. El fallo no solo restituye la posición de una trabajadora injustamente despedida, sino que también reafirma el compromiso del país con la protección de los derechos fundamentales, en particular los de las mujeres y las personas en condiciones de vulnerabilidad.

Colombia, como Estado Social de Derecho, tiene la obligación constitucional de salvaguardar los derechos humanos, promover la igualdad y erradicar cualquier forma de discriminación. No obstante, la brecha entre estos principios y la realidad cotidiana sigue siendo significativa. La decisión judicial a favor de Martínez Cuéllar demuestra que el sistema legal puede ser un instrumento efectivo para materializar estos derechos, asegurando que los valores consagrados en la Constitución de 1991 se traduzcan en acciones concretas que beneficien a los ciudadanos que más lo necesitan.

La estabilidad laboral reforzada y la protección de los derechos de las mujeres en condiciones de debilidad manifiesta son pilares fundamentales del modelo garantista establecido por la Constitución. En este caso, se reivindicó la supremacía de los derechos fundamentales sobre cualquier formalismo o interés secundario. El despido injustificado de Carolina Martínez Cuéllar, quien enfrentaba un diagnóstico de cáncer de mama, no solo vulneró su derecho al trabajo y a la salud, sino que también evidenció prácticas discriminatorias que deben ser erradicadas.

El fallo judicial envía un mensaje contundente: el Estado tiene la obligación de proteger a quienes más lo necesitan. La justicia debe trascender las declaraciones normativas y traducirse en acciones que transformen la realidad social, eliminando las barreras que perpetúan la desigualdad y la discriminación. En un país donde persisten profundas brechas de género y salud, decisiones como esta reflejan el papel crucial de los jueces como garantes de los derechos, especialmente cuando otras instituciones o empleadores incumplen su deber de protección.

La discriminación por razones de salud y género, aunque prohibida constitucionalmente, sigue siendo una práctica habitual en el ámbito laboral. Las mujeres que enfrentan enfermedades graves, como el cáncer de mama, suelen padecer una doble discriminación: por su condición de salud y por su género. El despido de Martínez Cuéllar, en un momento crítico de su tratamiento médico, no solo afectó su estabilidad laboral, sino que también la revictimizó, obligándola a desviar su energía de la recuperación a la lucha por sus derechos en un litigio desgastante contra la Alcaldía de Bogotá.

La sentencia que ordena su reintegro corrige esta injusticia y reafirma la obligación de proteger a las mujeres trabajadoras en situaciones de vulnerabilidad. Para que Colombia avance hacia un Estado Social de Derecho más garantista, es esencial que los principios de igualdad, no discriminación y protección especial a las personas vulnerables se hagan efectivos. El caso de Martínez Cuéllar se convierte así en un símbolo de resistencia y un llamado a fortalecer las estructuras legales y sociales que promuevan la inclusión y la justicia.

Este fallo no solo representa una victoria individual, sino que también sienta un precedente importante para la protección de los derechos laborales en Colombia. Es un recordatorio de que la justicia social es fundamental para superar las barreras de género, salud y discriminación que aún persisten en nuestro país.

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